Se lo intentaba contar a una amiga y me salió así más o menos:
"Era un buen sitio para reencontrarme con él, después de tanto tiempo. Era un sitio que también era un sitio de mi alrededor hace demasiados años, y al que vuelvo por doble motivo, vuelvo al lugar, como a él, vuelvo a escucharle. Y quizá no haya sido su mejor concierto, quizá ni siquiera haya sido uno de los mejores, pero a mí me ha sonado muy bien, a mí me ha agarrado (si, como en esa canción donde le faltaba Drexler). A lo mejor iba predispuesto a que me agarrase, pero qué mas da. Me ha agarrado esa lámpara en mitad del escenario, me ha agarrado que siga tan huraño con los comentarios entre canciones y los dosifique tanto, me ha agarrado escucharle de nuevo Salitre (y que esta vez me recordase a alguien cercano), saborear de nuevo Polvo en el aire, pero sonando mejor, más potente, realmente dejando el polvo en al aire y saliendo por la puerta, Aunque tú no lo sepas, grande como siempre, y el disco nuevo, casi enterito, y digo CASI, porque esa no se la perdono, aunque haya estado sembrado, aunque haya acabado con Vidas Cruzadas y todo el mundo saltando y bailando, por fin rompiendo la supuesta seriedad de un anfiteatro, no le perdono que se haya ido sin tocar mi favorita, esas cosas son de las que uno no perdona, estaba dispuesto a llamarle como aquel tipo tan grande como él que le llama Don Enrique González, pero le ha faltado esa canción, como un truco malo de trilero, aunque el número completo haya sido brillante, ha escatimado esa canción.
Pero estaba la Aristocracia allí también, y eso ha agrandado la noche, esa guitarra que a veces seducía como nunca y como nadie, y otras se lo quedaba todo, sonando como una guitarra-violín o una guitarra-arpa, suave, leve, aguda y dulce, mimosa, y otras como la ramera de máxima calidad, contundente y rabiosa, y esa batería sensual, tremenda, dando compás o dejando el mundo detenido en un platillo o en dos baquetas redentoras que rozaban el cristal de las noches que se recuerdan. Y el bajo a cada instante, en todo y casi siempre, como un buen amigo que a veces parece que no, pero nunca falta, siempre aparece cuando se le necesita. Y la Vida te lleva por caminos raros, y Nos invaden los rusos y Hay partida y Avería y Redención, y muchas más, y la gente pidiendo más y aplaudiendo y pataleando cada vez que amagaban con marcharse, y algún que otro niño que me ha hecho gracia (porque me han inspirado una de esas frases que sólo dicen los padres, yo a su edad no había ido a ningún concierto, y mucho menos a uno tan bueno)".
Pero no ha tocado esa, y a pesar de todo, ha sido grande, una noche de un otoño en negro, un concierto que ha sido reencuentro, una breve charla de quien espero que me perdone por meterme a hacer algo que ella sabe hacer muuuuucho mejor, y conocer por fin a su hermana (si, no te cortes, que no muerde, va, piénsatelo un rato, pero no seas tímida, y no vale esa frase tan elaborada que ya utilizaste) y una cena tranquila después saboreando todo lo de esas dos horas lentamente, para que dure un poco más.
Podría perdonarle incluso que no haya tocado mi favorita, ya veremos, de momento, hoy lo ha hecho muy bien.
Resonando: Polvo en el aire_Quique González