26 marzo 2007

No voy a ser yo



El que se quede sin dar el paso, no voy a ser yo
Quien se canse de tus abrazos, no voy a ser yo
No voy a ser yo, no voy a ser yo

Tengo tiempo y tengo paciencia, y sobre todo
Te quiero dentro de mi existencia de cualquier modo,
y aunque falte tal vez bastante, no voy a ser yo
El que se canse antes, no voy a ser yo

Hay gente que no debería enamorarse
Algunos no deberíamos dar el sí
Yo no veo otra salida, no quiero pasar la vida
Sin que la vida pase a través de mí...

Y aunque me pierda completamente, no voy a ser yo
Quien se esconda de lo que siente, no voy a ser yo
No voy a pisar el freno, no voy a ser yo
El que se ande con mas o menos, no voy a ser yo

Hay gente que no debería involucrarse
Con cosas que luego no puede manejar
Yo no veo otra salida, no quiero pasar la vida
Pisando una piedra, y volviéndola a pisar...

Si querés un Príncipe Azulado, no voy a ser yo,
Si querés un Bangundangunladu, no voy a ser yo.

Resonando: No voy a ser yo_Kevin Johansen y Jorge Drexler

25 marzo 2007

Cuando te conocí

Cuando te conocí no eras nada, o al menos eso me dijiste, porque acababan de dejarte sin darte explicaciones.
(Como si las explicaciones corrigieran nuestro dolor o lo atenuasen alguna vez).

Cuando te conocí tenías el cuerpo mojado, por dentro, y siempre me decías que no se puede caminar con tanto peso, porque no se puede volar, y vivir de verdad es volar un poquito.

Cuando te conocí me susurrabas nanas al oído, porque decías que te recordaba a aquel verano extraño que llegó hasta diciembre.

Cuando te conocí me decías que no pasaríamos más inviernos solos, porque nos teníamos el uno al otro.

Y sin embargo, cuando me he despertado esta mañana, te habías marchado, sin darme explicaciones, dejándome sólo, en este invierno que ha comenzado antes de finalizar el verano, y sin siquiera ser capaz de levantarme de la cama he empezado a notar como me empiezo a llenar de agua por dentro...

Resonando:La ciudad del viento_Quique González

24 marzo 2007

La periferia del mundo

Podían buscar el refugio del sol bajo aquellas palmeras al final de la playa, o en el cobijo de las rocas al extremo opuesto.
Podían intentar buscar algo de beber, y refrescar sus gargantas, algo exhaustas a estas horas intensas casi del mediodía.
Pero se miraban, como si el calor del sol no fuese suficiente, sin decirse nada más, tampoco era necesario.

- Seguiría contando los lunares de tu espalda un rato más, pero quizá te apetezca comer algo - Posó su brazo derecho sobre la espalda de ella, rozándola una vez más, mientras se apoyaba sobre sus codos para incoporar levemente el cuerpo manteniéndose bocabajo.
- Tengo ganas de algo suave, una ensalada, una limonada, que no nos pese el estómago a la hora de la siesta - Y colocaba aquella sonrisa pícara tan reconocible para él.
- Pues entonces decidido, tomaremos algo que acabe en ada no? Ensalada, limonada, pimentada, ensaimada y de postre? - Se levantó y comenzó a sacudir la toalla, agachánsoe levemente para besarla en los hombros, primero en uno y después en el otro, mientras ella remoloneaba.
- De postre......cuajada - Él comenzó a reirse- Y no seas guarro, que ya sé por dónde vas.
- La has puesto sencilla esta vez.

Desde aquella playa había que coger el coche para llegar hasta el primer restaurante. Un camino polvoriento ya en esta época del año, sin lluvias recientes, obligaba a conducir despacio. Conducía ella mientras el muchacho intentaba encontrar una emisora de radio en la que sonase algo, nada especial, simplemente algo diferente al ruido. Después de unos minutos llevando el dial de un lado a otro desistió, con un gesto de contrariedad algo infantil.
- Uff, estamos lejos del mundo, no se coge ninguna emisora.

Ella le miró unos instantes, esbozando una sonrisa.
- ¿Y para qué quieres estar en el mismo centro del mundo? Me gusta cuando te enfurruñas como los niños.
- No sé, así me gusta, era una pataleta ñoña, ya sabes, por escuchar algo de música brillante conduciendo por la periferia del mundo con las ventanillas bajadas y la brisa en el rostro...
- Jajajajaja, si, una de tus ensoñaciones peliculeras.

Resonando: Plug in baby_Muse

22 marzo 2007

La chica del andén 1.1

Nunca había creído en supersticiones, ni cosas parecidas. Pero al verla decirlo con aquella seguridad, con aquella capacidad para intimidar, en el buen sentido de la palabra, casi podía ser capaz de creer que ella tenía algo que ver en que por azar hubiese decidido coger aquel metro, por el mismo azar que había hecho llover de repente, por el mismo azar que le había llevado a diez metros de aquella estación, por el mismo azar que le había hecho tener que cambiar un billete de cinco euros en un bar cercano para tener algo de cambio y poder comprar el billete y que le había hecho perder el metro más inmediato y tener que esperar al siguiente.

Caminaban sin ninguna prisa hasta algún sitio que estuviese abierto y no estuviese demasiado abarrotado, probablemente dos condicionantes excesivos para ser miércoles.

- Dime sinceramente qué es lo primero que has pensado de mí – Ella preguntaba las cosas con naturalidad, con esa especial atracción que ofrecen las personas que no tienen ningún miedo a una respuesta.
- ¿Sinceramente? ¿Estás segura de tener capacidad de escuchar mi respuesta con sinceridad?
- Tengo muchas capacidades, esa es una.
- Que eras una chalada. ¿Quién, en su sano juicio, se pone delante de un tipo que no conoce de nada y con los cascos puestos comienza a cantar una canción y bailar a menos de veinte centímetros de su cara?
Empezó a reír de nuevo, con esa carcajada con olor a fresa que parecía ser tan suya como sus ojos.
- Bueno, ¿quién, en su sano juicio, después de presenciar unos minutos de actuación musical en semiplayback de una chalada, se levanta y mirándola fijamente a los ojos le pregunta si alguna vez ha pensado en participar en Operación Triunfo o en El club de la comedia? Y además ofrecerse como mi representante.Vale, entonces aceptemos que por sano juicio no nos viene nada.


Resonando: Me tienes frito_Muchachito bombo inferno

18 marzo 2007

La chica del andén_1.0

Mordió el limón con total tranquilidad, como si estuviese acostumbrada a hacerlo cada día.

- Joder! Parece que lo haces cada día, ni siquiera has entornado los ojos ni un poquito - Me había incorporado en mi asiento, dotando de vehemencia a mi comentario.
- Es que lo hago cada día. Están riquísimos - Entornó los ojos una vez me respondía, como si realmente obtuviera placer al contestarme con cierta condescendencia de superheroína.
- Se me han puesto los pelos de punta sólo al verte morderlo a ti - Volví a recostarme con dejadez sobre la silla.
- Nunca apuestes cosas así conmigo -Me miró fijamente - soy rara - Brillaba una luz insinuante en sus pupilas.
- Tomo nota. ¿Nos vamos?
- ¿Dónde me llevas? - Abrió sus enormes ojos negros de par en par.
- A comprobar si eres tan rara como dices ser - Me levanté de la silla de aquella terraza, dándole el último trago a la cerveza ya devastada de fuerza al fondo de aquella jarra, alargando la mano para que ella se agarrase con fuerza a ella.

Pintó una sonrisa enorme y me tomó la mano.
- Tú eres más freakie que yo, me parece, sin necesidad de que te gusten los limones - Seguía agarrada de mi mano, pero se había adelantado un par de pasos, para soltarme aquella frase mientras caminaba de espaldas justo delante de mí.
- Bueno, esa es una valoración tremendamente irracional en este punto del partido. Mañana, con suerte, tendremos algunos datos más, si te parece podemos hacer balance.

Soltó una carcajada deliciosa.
- ¡Ves! Pero me gustas mucho. Qué suerte haberte encontrado en aquel andén - Me soltó de la mano, y siguió caminando de espaldas, pero esta vez haciendo pequeños movimientos como de estar bailando con una música alegre que sólo ella podía estar escuchando por encima del sonido algo aturdidor del tráfico.
- Especialmente porque no utilizo el metro desde hace años, pero quién iba a esperar que de repente se pusiese a llover.
- Yo. Me he visto obligada, no había forma de hacerte coincidir conmigo - Se detuvo a dos pasos delante de mí para decirme aquello, con toda seriedad, como si quisiera hacerme creer que podía manipular el espacio-tiempo.
- Bien - Me detuve yo también, y lentamente di un paso, para reducir a la mitad nuestra separación.
- Muy bien, diría yo - Dio ella el paso que faltaba para dejarnos a escasos centímetros el uno del otro.

Resonando: El secreto de las tortugas_Maldita Nerea y Delinqüentes

06 marzo 2007

Su nombre es como el color de su bikini

Finalmente tuve que decírselo. No me quedó más remedio. Preguntaban constantemente que dónde pasaba aquellos fines de semana, porqué no contestaba al móvil en noches puntuales, donde tenía la cabeza mientras fumábamos un cigarro sentados en cualquier banco de El Retiro, o en qué pensaba mientras esperaba para cruzar en un paso de peatones en Gran Vía.

No pude mantenerla en secreto, sólo para mí, mucho más tiempo, aunque supiese tan bien tenerla sólo para mí, rozando nuestra piel uno contra otro, durante horas, enrollados en sábanas de seda en aquella casa perdida en la montaña, o aquella otra en la cumbre de un acantilado frente al mar. Cuando aquella noche me preguntaron, contesté, 'Su nombre es como el color de su bikini. Alguien que la observara detenidamente incluso podría decir que también es el color de su sonrisa y el olor de su piel, aunque no le dejaría averiguarlo, ese olor lo comparte conmigo'.

Me miraron extrañados, dejando reposar sobre mi rostro una especie de indulgencia, como la que otorga alguien acostumbrado a escuchar teorías absurdas, demasiada imaginación.

Lo que no sabían entonces es que en ese momento yo hablaba en serio, quizá más que nunca hasta entonces, y era mi forma de presentarla, de descubrir el velo de su invisibilidad hasta ese momento, de presentarla a mis amigos, era lo que quise decir, ella se llamaba Azul.

Resonando: Días azules_Iván Ferreiro

03 marzo 2007

Un buen día

Cosas más extrañas han sucedido, como que pudiese acercarme a tu lado en aquella barra de bar y fuese capaz de soltarte, como quien no quiere la cosa, conteniendo las ganas torrenciales de besarte, aquello de 'una frase inteligente es suficiente para echarnos de menos cada día, tengo la bolsa de las frases inteligentes justo aquí, puedes intentar sacar una a ver si te gusta, y a partir de ahí construiremos nuestra historia'. No esperaba que ni siquiera abrieses la boca, que me otorgases el privilegio de mirarme a los ojos durante unos segundos y girases la cabeza con altiva indiferencia.

Pero cosas más extrañas han sucedido, como que te encontrase de nuevo en aquella calle, paseando una buena mañana de domingo, y tuviese la potente sensación de que me reconocías, aunque tus ojos se volvieran a mirar un escaparate. Menos mal que habían pasado los días suficientes como para haber restañado mis heridas de aquella noche en el bar, y suelo ser más fuerte después de herirme, por eso al volver tu mirada hacia aquella tienda, sonreí, y me acerqué a ti y te solté aquello de 'hoy no tengo frases inteligentes, o sea que si quieres empezar nuestra historia a partir de una frase inteligente, te tocará sacarla a ti', y me aparté caminando tranquilamente de allí, con una sensación infantil de victoria. Ni siquiera me molesté en volverme para ver si te habías girado o seguías mirando aquel escaparate.

Pero cosas más extrañas han sucedido, como que volviera a verte en aquel garito de nuevo, unas semanas después, y fuese capaz de quedarme mirándote más de media hora, desde varios metros a tu espalda, aunque sabía perfectamente que tú sabías que yo estaba allí, porque me habías visto entrar y me habías mirado mientras entraba hasta cualquier lugar. Y te miré con la honda tranquilidad que otorga saber que uno ha gastado sus esfuerzos sin escatimarlos en crear esa historia. Y sonaba 'Un buen día' de Los Planetas por todo el bar, y me entraron ganas de reir, sin venir a cuento, mientras veía tu espalda acariciada por aquella camiseta azul, que parecía tan suave....y mientras J cantaba aquello de '...y no me he acordado de ti hasta pasado un buen rato...', te has girado, me has mirado y te has acercado.

Pero cosas más extrañas han sucedido, como que acercases tu boca a mi oído y soltases aquello de 'me encanta esta canción, aunque no sé si dice frases inteligentes, deberíamos confirmarlo antes de empezar nuestra historia', y yo he cogido la cerveza, y la he chocado dulcemente contra tu vaso, brindando por las historias que comienzan con una frase inteligente.

Resonando: Un buen día_Los Planetas