Sin luz, con las sábanas enredadas en las cartas que muestran 21 para la banca y tu sonrisa helada que no acaba de creerse que esta vez te estés colocando los zapatos a los pies de mi cama.
No haces ruido para no violentar al sábado por la noche, que cuando se despereza nos emborrona la razón y nos malbarata los planes que tejemos malamente el resto de la semana.
Tardas más segundos de los esperados en cerrar la puerta, como si en tu cabeza siguieses sacando punta a esa pregunta deshuesada entre tu respiración lenta que te he lanzado un rato antes, mientras tus ojos se cerraban unos instantes y durante un momento te has reído al decirme que nuestros cuerpos sólo saben bailarse mutuamente cuando hay sexo en el menú del día.
Cuando se hace de noche y la ciudad pone los dos intermitentes a funcionar, caminas despacio, y muchas veces, entre el portal moderno y desangelado de tu oficina y el asiento de tu coche, me has confesado que piensas en mí, pero cuando metes la llave en la cerradura de tu casa, apagas las ganas, porque no tienen visado para atravesar esa frontera.
Y mientras todo va sucediendo, y se va deglutiendo a sí mismo, yo paso tardes enteras sin acordarme de ti, pero pensando en que te echo de menos, mientras tus tacones vuelven a pisar suelo conocido y tu mente quiere quedarse un poco más viendo pasar las horas por esta ciudad tan dada a pintar de oscuro las noches extrañas en que no pasa nada pero todo te puede, a vaciar museos, a mojar calles, a silenciar avenidas, a pacificar esquinas o industrializar sonrisas, a cambiar señales.
Mañana también tardarás más de lo habitual a cerrar la puerta pensando de nuevo en que te he susurrado una vez más, "quédate".
Resonando: How you see the world_Coldplay
No haces ruido para no violentar al sábado por la noche, que cuando se despereza nos emborrona la razón y nos malbarata los planes que tejemos malamente el resto de la semana.
Tardas más segundos de los esperados en cerrar la puerta, como si en tu cabeza siguieses sacando punta a esa pregunta deshuesada entre tu respiración lenta que te he lanzado un rato antes, mientras tus ojos se cerraban unos instantes y durante un momento te has reído al decirme que nuestros cuerpos sólo saben bailarse mutuamente cuando hay sexo en el menú del día.
Cuando se hace de noche y la ciudad pone los dos intermitentes a funcionar, caminas despacio, y muchas veces, entre el portal moderno y desangelado de tu oficina y el asiento de tu coche, me has confesado que piensas en mí, pero cuando metes la llave en la cerradura de tu casa, apagas las ganas, porque no tienen visado para atravesar esa frontera.
Y mientras todo va sucediendo, y se va deglutiendo a sí mismo, yo paso tardes enteras sin acordarme de ti, pero pensando en que te echo de menos, mientras tus tacones vuelven a pisar suelo conocido y tu mente quiere quedarse un poco más viendo pasar las horas por esta ciudad tan dada a pintar de oscuro las noches extrañas en que no pasa nada pero todo te puede, a vaciar museos, a mojar calles, a silenciar avenidas, a pacificar esquinas o industrializar sonrisas, a cambiar señales.
Mañana también tardarás más de lo habitual a cerrar la puerta pensando de nuevo en que te he susurrado una vez más, "quédate".
Resonando: How you see the world_Coldplay