Cuando las calles de la ciudad se hacen pequeñas, manejables, como un juego donde girar, sin importar hacia donde porque vas sentada en el asiento de al lado, subiendo la música porque te pone de buen humor esta canción que suena ahora, del mismo humor con el que mientras esperamos un semáforo cambiando a verde bailamos de esa forma tan tonta como si nadie pudiese vernos tras los cristales, aunque justo en ese intante el paso de cebra se llena de gente que nos mira, algunos divertidos al vernos mover los brazos y los cuerpos como si de verdad fuésemos un cuerpo de baile de dos atrapados dentro de un coche. Debe notarse en nuestras caras que justo en este momento nada importa, sólo esa canción que en realidad son dos, pero tan bien mezcladas que nos hace saltar de los asientos y reir sin parar de movernos.
El semáforo cambia a verde y las carcajadas enrocan con la canción que son dos, y la ciudad sigue siendo como lo que pretenden a veces los anuncios de coches, manejable, a nuestro alcance, confortable, porque no importa que esté repleta de nuevo, porque no importa quién la habite ni las veces que es agria y condescendiente, ni si volverá a ser fría y nubosa un viernes cualquiera, ahora mientras el paladar recoge dos minutos más de guiños a bote pronto y entramos en aquel sitio que nos ha gustado desde siempre, aunque fuese por separado, sabemos que al escuchar dos frases nos miraremos como si conociésemos las pupilas del otro desde hace años, las sonrisas en silencio cruzaran al resto de gente con la que estamos y tus movimientos se acompasarán a los míos un segundo después de que vuelva a sonar, de nuevo entre nuestras carcajadas, esa canción que son dos.
La ciudad de nuevo se hace más habitable al despertarse un domingo por la mañana mientras en el salón has puesto la canción que es dos y el café recién hecho borbotea en la cocina al ritmo en que se mueven nuestros cuerpos...
Resonando: In da club y Staying alive_50 Cent y Bee Gees (Mash-up)
El semáforo cambia a verde y las carcajadas enrocan con la canción que son dos, y la ciudad sigue siendo como lo que pretenden a veces los anuncios de coches, manejable, a nuestro alcance, confortable, porque no importa que esté repleta de nuevo, porque no importa quién la habite ni las veces que es agria y condescendiente, ni si volverá a ser fría y nubosa un viernes cualquiera, ahora mientras el paladar recoge dos minutos más de guiños a bote pronto y entramos en aquel sitio que nos ha gustado desde siempre, aunque fuese por separado, sabemos que al escuchar dos frases nos miraremos como si conociésemos las pupilas del otro desde hace años, las sonrisas en silencio cruzaran al resto de gente con la que estamos y tus movimientos se acompasarán a los míos un segundo después de que vuelva a sonar, de nuevo entre nuestras carcajadas, esa canción que son dos.
La ciudad de nuevo se hace más habitable al despertarse un domingo por la mañana mientras en el salón has puesto la canción que es dos y el café recién hecho borbotea en la cocina al ritmo en que se mueven nuestros cuerpos...
Resonando: In da club y Staying alive_50 Cent y Bee Gees (Mash-up)