13 julio 2010

Desabrochado


Cuesta en ocasiones reconocerse a sí mismo completamente desabrochado de ciertas sensaciones que en el pasado, y durante mucho tiempo, formaron parte del inventario casi desmedido que se agolpaba en los bolsillos del abrigo. Cuesta reconocerse en la atonía sin estatura medible que horada los tobillos ampulosos de las esquinas de cada amanecer o cada acera mordida en una calle conocida que parece haberse apagado en mitad de alguna madrugada inconcreta que ni siquiera reconocemos a pesar de las miles de horas que le hemos echado al recorrido.

Y en esas labores ingratas puede uno perderse, no sé si con remedio o sin él, durante tanto tiempo como duran algunas sentencias, como duran algunos sabores en el paladar o alguna sonrisa en la memoria usb de la propia mirada.

Y sin embargo, a pesar de toda esa inconcrección y desasosiego aparente e incalculable, uno acaba relamiéndose en el color de algunas caricias, en algunos susurros malbaratados en el remanso de la espalda y no encuentra hilos de los que tirar para encontrar de nuevo una madeja que no se deja enhebrar ni controlar.

Resonando: Toda la verdad_Iván Ferreiro


Fotografía: John Woodworth

No hay comentarios: