13 mayo 2007

Quizá sea tiempo

Jurabas que te habías perdido, cuando yo te encontré entre aquellas luces rojas y ultravioletas que nos devoraban los ojos en mitad de aquella música que nos envolvía hasta hacernos grandes y casi flotar.

Me decías que no podías caminar recta por la vida cuando te agarraste a mi hombro derecho y bailamos, hasta caer rendidos, como si hubiésemos corrido a toda velocidad por la vida para encontrarnos.

Yo te miraba reir, mientras saltábamos como adolescentes, y no podía creer que esa sonrisa fuera para mí, porque nunca me habían regalado sonrisas, no al menos de esas que vienen envueltas en seda y están hechas artesanalmente.

No me solté de tu mano en aquel viaje por entre la gente, porque tenía miedo de que desaparecieras, aunque tú girabas la cabeza cada pocos segundos, esperando encontrarme ahí, me decías.

Los dos éramos felices antes de aquella noche, los dos nos lo dijimos, yo puedo dar fe de que así era, porque lo pensé cinco minutos antes de encontrarme contigo.

No esperaba nada para estar mejor, ya estaba bien. Pero tú convertiste la ciudad en lo único que me importaba, porque estabas en ella, convertiste tu sonrisa en la forma de darle los buenos días a cualquier día y tu respiración entrecortada en la mejor forma de dar las buenas noches a las sábanas.

Ahora te veo dormir, a mi lado, hace mucho que pasó esa noche, el día siguiente y las sonrisas que me regalaste, y sigo pensando que yo estaba muy bien antes de conocerte, pero que era porque no imaginaba que podía estar mejor si te oía cantar en la ducha o al verte cambiar la música del cd del coche constantemente.

Estamos saltando otra vez, bajo otras luces rojas y ultravioletas, dentro de una música que nos pone de muy buen humor a los dos, y no sé explicar que no quiero dejar de sentirme así.

Quizá tenga que pasar tiempo, para que no seas un sueño, para que aparezcas, o para que abandones mi mente. Le daremos tiempo.

Resonando: la canción de antes, sin parar.

2 comentarios:

Elena -sin h- dijo...

No sé bien porqué este texto me ha recordado a una de mis canciones favoritas de Ismael Serrano: Vine del norte...

Quizás los sueños no existan, o quizás solo sean la distancia que se interpone entre tú y tu vida...

Iraultza dijo...

Gracias por pasar por aquí Sherezade.
Los sueños existen a veces, sólo a veces, y sólo importan aquellos de los que te despiertas con unaleve sonrisa en los labios. El resto, estoy contigo, no existen.

Gracias.