20 mayo 2008

Ya entonces


A veces damos vueltas sobre un mismo círculo pero no somos conscientes de ello. El paisaje parece diferente, el olor, los colores, nuestras ganas, si pasa el suficiente tiempo, pueden cambiar varias veces de postura, pero seguimos serpenteando sin saberlo, o mejor dicho, sin haberlo pensado realmente porque quizá la respuesta no nos convenía, de tan imposible y certera que podía llegar a ser.

Así que aunque no lo sepa sigo transitando en ese caótico juego sin normas ni medidas intentando encontrar un sitio al que desear volver, al que en ocasiones llegué tarde, otras veces llegué demasiado pronto y otras ni siquiera acabé de llegar nunca.

Por eso dejó de importar el número de naufragios consecutivos que se sucedían y los choques frontales olvidados una milésima de segundo después de que un par de orgasmos se balancearan desinformados sobre el cabecero de alguna cama anónima. Los fondos de los vasos, las farolas disfrazadas de luna y los bordillos que marcaban el camino a casa dejaron de saber lo que contarme, mientras sin saberlo seguía macerando algo que ya estaba allí aunque no alzase la voz, desde mucho antes.

Aún a pesar de todo, todavía no alcanzo a reconocer del todo esa sensación amarga en el cielo del paladar de los fraudes mal vendidos en technicolor, el alimento ponzoñoso envasado en los malos guiones que nos educarían la adolescencia o los sueños revendidos y usados por multinacionales que no decían, ni siquiera en su letra pequeña, que acababan en un centro comercial un nublado sábado por la tarde.

Todo aquello que desde aquel momento se fue desarrollando en paralelo junto a esa existencia convencional de lo que había que hacer, que me dejaba varado a mitad de muchos caminos, que me hacía parecer un bicho extraño o que me resumía en esa etiqueta tan socorrida como absurda de "claro, como eres tan raro", me dejaba a los pies de cualquier día como hoy.

Ella no lo sabe, no se lo he contado aún, pero aunque parezca bizarro puedo asegurar que me llamó la atención nada más verla, hace ya demasiados años, o no tantos, según se mire, entre los edificios antiguos que contenían tantas clases, las estanterías enormes llenas de libros al caer la tarde y las cristaleras empañadas de los días de lluvia que hacían de horizonte entre partida y partida de mus. Pero recuerdo perfectamente que la veía de vez en cuando dentro de aquel microcosmos, y ya entonces me gustó. Ninguno sabíamos entonces que nos volveríamos a encontrar, y yo, además, ignoraba incluso que fuese a estar caminando en círculos tantos años desde entonces.

Probablemente también he llegado impuntual esta vez, aunque no me sorprenda. Probablemente tengo más círculos alrededor de los cuales seguir serpenteando. Probablemente no es consciente de que aún los detalles más pequeños, cuando los encadena como sabe hacer, tan adecuadamente, la convierten en mi paraíso secreto. Pero lo que seguro no sabe, porque nunca se lo he dicho, es que ya entonces, me gustó.

Resonando:
Nude_Radiohead
* Fotografía de Getty Images

7 comentarios:

Angie dijo...

Tú caminas en círculos y yo en espirales donde los principios son finales y los finales principios..
o donde ambos se confunden sin saber nunca dónde van a acabar.. o a empezar..

precioso, Iraultza.. me encanta que sigas serpenteando..
un beso.. circular..

vega dijo...

o a lo mejor es la hora de mandar a la mierda los relojes...
y marcharte a vivir a un paraíso que deje de ser secreto, o que tenga otro secreto diferente...

en fin, besos, da gusto leerte así!

Anónimo dijo...

No sé si has leído "Amarse con los ojos abiertos" de Jorge Bucay, en él dice algo así como que a veces echamos las culpas al otro de nuestras propias decepciones cuando somos nosotros mismos los que creíamos que había más de lo que luego encontramos. Te comento esto por eso de "que eres tan raro", no sé qué es lo normal y qué es lo raro, tampoco sé cómo sería ella ni qué esperaba de ti, lo único que te digo es que a veces, sólo a veces, no somos los culpables de que haya dejado de llover también.

Este párrafo me impresionó:

"Así que aunque no lo sepa sigo transitando en ese caótico juego sin normas ni medidas intentando encontrar un sitio al que desear volver, al que en ocasiones llegué tarde, otras veces llegué demasiado pronto y otras ni siquiera acabé de llegar nunca".

Que lo sepas.

Iraultza dijo...

Angie: círculos y espirales, no sabiendo nunca en qué punto se está...hasta que llega un momento en que deja de importar y lo importante es serpentear, je. Besos en espiral.

Vega: probablemente...aunque hace mucho que dejé de utilizar los relojes, desde luego los paraísos secretos no se miden en escalas convencionales...y más me gusta que tú me leas así. Besos pendientes.

Penélope: quizá no lo escribí suficientemente claro como para que se entendiese adecuadamente lo que estaba diciendo, pero no culpaba a nadie ni me sentía culpado, todo lo contrario, simplemente elucubraba en "voz alta" sobre ciertas etiquetas manidas que a veces he llevado pegadas a los bajos de mis pantalones, y ciertos tránsitos curiosos que parece que siempre fueron diferentes, cuando realmente, desde hace unos días especialmente, tienen unos componentes que ya estaban a mi lado hace muchos años (y lo mejor es que ya entonces me di cuenta). Y sobre lo del párrafo que te impresionó (espero que en el buen sentido), es una especie de resumen sobre una autoteoría labrada a base de muchas impuntualidades personales y que me sigue revoloteando por la cabeza...y algunas veces se hace tremendamente patente...cuando te cruzas, en ese círculo extraño que parezco recorrer sin descanso, con alguien que vuelve a mostrarte, aunque no lo pretenda, la impuntualidad manifiesta que tengo, para llegar a lo que quiero. (También podría aplicarme la teoría contraria de un amigo mío, que dice que él no llega ni tarde ni pronto, llega a su hora, pero esa es otra historia). (Vaya chorreo ininteligible que te he soltado no?).

Giraluna dijo...

Por el campus, entre los ordenados edificios y los patios disciplinados como soldados, las pizarras con números y el busto del tercer Carlos, y la biblioteca repleta, enroscada como una escalera de caracol... seguro que entonces ella ya caminaba por allí encadenando detalles, y tú guardando el secreto...

:)

(s_gg) dijo...

Hay veces que nos guardamos sentimientos o emociones sin querer, porque no encontramos el momento adecuado para expresarlos (o quizá porque ese momento que nosotros hubiéramos juzgado adecuado no exista), o queriendo y pasado en tiempo, nos damos cuenta de que se han convertido en tesoros en nuestro interior, por lo profundos que fueron o aún son o porque marcaron nuestra vida convirtiéndose en parte de nosotros.
Hay veces que liberarlos de nuestro interior es lo mejor que se puede hacer. Otras veces no es así. Eso nunca se sabe.
Me alegra ver que sigues escribiendo cosas tan profundas como antes (antes de que yo empezara a caminar en círculos...).

Iraultza dijo...

Giraluna: exactamente así como dices, con esos decorados y esos modos, con esas formas y esa forma curiosa de ...no sé, qué mas da. Besos.

(s_gg): me alegro de que vuelvas, te echaba de menos, y espero que tus caminatas en círculo lleven derroteros diferentes a las mías, por tu bien lo digo. Tienes razón en lo que dices, e incluso hay veces que esas sensaciones las guardas y esa oportunidad de contarlas aparece muchos años después, de un modo deliciosamente inesperado...aunque te explote entre las manos...pero eso es otra historia. Besos.