05 octubre 2008

Despacio

Poco a poco se va haciendo más lento, en ocasiones. Como si realmente se ralentizase de una manera confortable, liviana y seductora, no para hacerlo pausado hasta el aburrimiento, sino todo lo contrario, como para abandonar lo frenético y bizarro en que puede llegar a convertirse la dinámica de muchos meses.

Y es entonces cuando una parte de las piezas que tenías amontonadas sin ordenar por falta de tiempo, empiezan a encajar tranquilamente. Despacio, sin prisa, viendo todo con el ritmo adecuado, comenzando a verbalizar para uno mismo las ideas acumuladas durante muchos meses y que no habías pronunciado por un temor absurdo a no ser capaz de controlarlas después.

Por eso, quizá, en mitad de la primera madrugada en la que se nota realmente el frío que ha vuelto, el título de un programa de radio consigue despertar, curiosa y casualmente, el mismo engranaje en su cabeza o su estómago en la otra punta de la ciudad, y consigue encender la pantalla del móvil y hacerlo sonar para que yo escuche, con un eco que rebota en todos los rincones del habitáculo del coche, la misma frase de sus labios que yo acabo de pronunciar en voz alta.

La carretera que me lleva hasta casa está casi vacía y sólo se tizna ocasionalmente con esas manchas amarillentas de las farolas y con algunos pares de brillos lejanos que se deslizan pegajosamente por el retrovisor.

Mecemos ciertas ansiedades mutuas, cubriéndolas con la tela inodora de lo cotidiano durante unos minutos, bailamos a distancia con la misma canción y cuando comienza a describir la desconocida intimidad que se esconde en el sonido de su ropa interior al resbalar por su piel en el salón de su casa, escojo una de esas ansiedades que reconozco conmigo desde hace muchos meses y la verbalizo a través del título de ese programa de radio que acierta, preciso y potente, en el cielo de su paladar y las yemas de sus dedos.

Aún no me he repuesto de la última noche que pasé contigo.

Resonando: Falling down_Oasis

2 comentarios:

Tita dijo...

La pregunta es: ¿se debe una reponer de esa última noche que pasé con él? La inmensa mayoría del tiempo pienso que no, que ni por asomo, otras, más realistas, pienso, ojalá mañana me reponga, en esas estamos, siguiendo la vida lentamente, para saborearla.

Me alegra leerte.

besos

Iraultza dijo...

Y qué importa....a veces es suficiente con decirlo, en voz alta, aunque nadie te escuche, al menos a mí me funcionó así, quizá porque tampoco me esperaba escucharme a mí mismo decirlo en voz alta en mitad de una madrugada rara en que todo parecía haberse quedado mudo de repente y el camino a casa parecía demasiado largo a priori. Me alegra que me leas. Besos.