16 noviembre 2008

Anticipar


Justo al otro lado de aquella barra tan moderna que forma un círculo asimétrico, está tu rostro, que conozco tan bien y sin embargo parezco mirar por primera vez ahora. Sólo le alcanza algún haz rebelde que se escapa de esta media carcasa cortada en su mitad superior donde se puede encontrar ese juego tan absurdo que consiste en remover unos cuantos cubitos de hielo al fondo de un vaso de boca ancha.

El vaso está frío cuando las yemas de mis dedos acarician su costado, pero apenas lo percibo porque mi mente anticipa ese rumor sordo que producen mis manos al resbalar muy despacio alrededor de tu cintura y recorrer lentamente tu piel, subiendo desde tu ombligo.

Anticipo sin querer el sonido amortiguado de tus pies sobre la alfombra al llegar tarde a casa, el cuidado inconsciente con que dejarás las llaves en la entrada y la delicadeza estudiada con que te servirás una copa de vino para beberla a sorbos muy cortos en la semipenunmbra del salón, donde sólo se iluminará un mínimo display azulado que muestre la canción que suene a tu alrededor.

Tu sonrisa se cuelga de mi estómago al otro lado de esa barra extraña donde no paran de moverse personas, a su alrededor, que se acodan unos segundos y luego se marchan, que parecen desmontar su personal campamento para trasladarse a tierras más frías, que desembarcan con toda la artillería que fueron capaces de recolectar al bajar la marea, y sin embargo a ti puedo verte a cámara lenta, o más despacio que al resto, mirándome y soltando ese guiño que conozco a la perfección y sin embargo me parece nuevo.

Mientras el vaso se ha templado al tiempo que mis dedos se han humedecido con las leves gotas que se han ido formando en el exterior, anticipo cómo dejarás la copa de vino sobre la mesa baja de tu salón para mandar ese mensaje cuando salte la canción adecuada.

Me giro un momento para ir a buscar mi abrigo en la otra punta de este sitio, meto la mano en el bolsillo y la pantalla se ilumina con "Te estoy esperando".

Resonando: una de las dos del otro día.
Fotografía: Henrik Weis

5 comentarios:

Princess Valium dijo...

Y es que es bonito darse cuenta de que conoces tanto a alguien, que eres capaz hasta de anticiparte a sus movimientos.
Sensual, como siempre...Besos

Giraluna dijo...

Hoy aquí han encendido las luces de Navidad y ya está abierta la pista de patinaje sobre hielo en la plaza... Quizá, a partir de hoy, alguien puede pensar que por fuera el Ayuntamiento parece un club de alterne y seguramente, a estas horas, más de un niño tendrá una torcedura en el tobillo, pero no sé, la noche tiene suficiente encanto como para anticiparme tres días y darte las buenas noches... Besos por anticipado :)

Tita dijo...

Benditos sms...bendito invento.

damian varea dijo...

Que agradable ha sido encontrar su espacio por la más pura casualidad.
He recordado antiguos inviernos y he disfrutado mucho con este paseo intimo
Un abrazo con toda mi admiración

Iraultza dijo...

Ainhoa: también sabe muy bien "conocer" antes incluso de conocer, esa casualidad extrema de algunas veces...Besos.

Giraluna: el otro día las encendieron por aquí (o para ser más exactos, me di cuenta de que estaban encendidas, por que no sé cuándo lo hicieron). Era tarde, giré en una calle buscando un semáforo que me haría encaminarme adecuadamente hacia mi casa, y lo vi, un arbol enorme iluminado. Hice una foto, para enviártela, y ahora me doy cuenta de que todavía no lo he hecho. Voy a hacerlo. Buenas noches para cada día, con sus besos correspondientes.

Tita: los buenos inventos...;-).

Damian: gracias por llegar aquí y por tus palabras. Abrazos.