19 agosto 2007

Cerezas

Te esperaba cuando tú no lo sabías, cuando llegabas tarde de trabajar. Y al entrar en casa parecía que no había nadie, llegabas y todo estaba apagado, pero había notas por toda la casa que te daban las instrucciones precisas.

Aquella canción comenzaba a sonar por cada rincón, y aunque no te viese, sé que sonreías. Dejabas el bolso, el abrigo y la bufanda en la entrada, y cogías la primera nota que estaba pegada en la pared: "Descálzate y entra en la cocina".

Sin ninguna displicencia te quitabas las botas y entrabas en la cocina, cogías aquel vaso de zumo de naranja y te lo bebías despacio, sin mostrar ninguna impaciencia, como sabías que debía hacerse, y cuando no quedaba ni una gota de zumo, recogías la nota de la encimera: "El baño te está esperando".

Suficientemente parapetado, escuchaba tu breve carcajada, mientras te desabrochabas los botones de aquella camisa blanca que se llenaba de vaho cuando te la ponías para ir a aquel restaurante oriental que descubrimos por casualidad y nos aprendimos su menú intentando robarles los palillos mientras te miraba el escote.

Te quitabas lentamente la ropa, sabiendo que tu demora me ponía nervioso, dándole la espalda a la puerta porque sabías que te estaba mirando.

Te dabas el baño caliente paladeándolo, recorriendo cada centímetro de tu piel con aquella espuma de olor a fresa, sabiendo que se mezclaría un rato después con mis labios. Salías del baño y al coger la toalla volvías a encontrarte otra nota: "Túmbate boca abajo sobre la cama, te espera un masaje terapéutico". Entonces sí que te escuchaba reir sin prisa, con esa carcajada limpia y demoledora que tenías, y caminabas hasta el dormitorio, donde varias velas le daban un aire de penumbra acogedora, y te tumbabas sobre la cama, esperando que llegase, donde nos recogíamos durante un buen rato antes de preparar la cena, antes de tomar cerezas, antes de saber que no volveríamos a acordarnos, antes de dejar de ser y volver a comprar cerezas para otros platos.

Resonando: Audrey_Los Piratas

9 comentarios:

Naty dijo...

Tremendo manjar (las cerezas son sólo un adorno amigo mío ;)

arabesque dijo...

las perdices riman con felices. ¿con qué riman las cerezas?

adictaacruzarenrojo dijo...

uff

Anónimo dijo...

audrey es una canción para quitarse la ropa con las persianas entrecerradas y la luz entrando por las rendijas.
las cerezas... "mirarte sonreir frente a ese plato de cerezas" ya lo decía Drexler... decía muchas cosas esa canción así que no añadiré nada.
y tampoco voy a añadir nada más sobre camisas blancas, juegos tontos y no tan tontos y masajes terapéuticos...
al final es lo que dice la adicta a cruzar en rojo... no sé para que me extiendo tanto!
besos breves

adictaacruzarenrojo dijo...

jajajaja por favor sigue extendiéndote siempre....tus palabras nunca sobran...(nunca nunca)

RETRATOS DE ROBERTO ALAMO dijo...

Joder!, acabo de degustar tu último post apoyado en el alfeizar de la ventana del piso número 25 de la torre de apartamentos Tekendama, en el centro de Bogotá. Acá son las ocho y media de una noche algo más que mágica, quizá tan mágica como elsabor de tus cerezas, amigo.
Te envío un abrazo rozando el cielo de Bogotá.

Iraultza dijo...

Naty: las cerezas nunca son solo un adorno, está en su naturaleza...je.

Ara: las cerezas riman con la noche, con el deseo, con ropa que se llena de vaho....si, riman bien las cerezas.

Adicta: efes......si, si, efes que se cuelan entre notas, o entre cerezas, o entre camisas blancas o vestidos hippies.....si, efes.

Vega: pues no sé porqué no vas añadir nada más, porque lo has bordado con tu comentario, las cerezas son la breve pero intensa descripción de una princesa bacana que has hecho.

Rober: abrazos que llegan hasta el piso 25 y acompañan una noche mágica al otrolado del mundo. Espero que te llegase mi mensaje antes de partir.

Angus Scrimm dijo...

Leyendote siento más la eventual soledad de mi cama. Es un mérito tuyo, difícil.

Un abrazo

botas de agua dijo...

antes y después de las cerezas, tú siempre tan demoledor. lástima que el uso del pasado huele a nostálgico. pero lo pasado que fue bello es lo que tiene: viene en sobres de melancolía y sin remitente. cerezas para ti, que como tú bien sabes, en mis manos son besos.