07 julio 2007

Inviernos sin masticar

Estaba sentado solo, mirando por la ventana de una ciudad que nos es la mía y que parece un mundo de lo grande que es. Había semáforos por todos lados, y edificios altos que parecen mirarte por encima del hombro, pero las calles estaban muy vacías, como no suelen estar las de mi ciudad, ni siquiera en invierno.

Sonaba de fondo una canción que no para de sonar en todas las emisoras de este país, y que suena, por asociación claro, a verano.

La noche hacía varias horas que había caido, como parecen caer las noches en este lado del mundo, a plomo. Y nadie me decía nada, ni siquiera al oído, como a veces solías decírmelo tú.

Respiré fuerte tres veces, como dicen que debe barajarse un mazo de cartas, miré hacia el último cruce que podía verse desde esa ventana y pensé en inviernos sin masticar, en paseos a la orilla de las farolas y en frío en los huesos, en fines de semana de cientos de kilómetros a través, y en partidos de liga en televisión a los que no hacíamos ni caso.

Lo más curioso es que hacía mucho tiempo que no recordaba ese frío ni las noches en que nos cobijaba una estación abandonada, y tampoco te recuerdo a ti, aunque recuerde perfectamente la orilla de farolas y aquel pequeño gato.

Resonando: Under my umbrella_Rihana.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Es raro. Estoy asada de calor, no he puesto el aire acondicionado porque me parece demasiado temprano. Y leer invierno se me ha hecho raro. Y leer sin masticar también. Porque primero he pensado: "bien, de un trago". Y luego: "mal, no se saborean". Me gusta el invierno, los inviernos.
Y cuál es esa canción que no para de sonar?? La de Rihanna?? La hemos bailado hará 15 días, puede que más, en clase de funky, pero no me apasiona, me gusta más la letra que la música.
Anocheceres a plomo. Es como si la palabra perdiese el sentido... anochecer implica poco a poco: atardece, anochece, se va haciendo de noche hasta que ES noche cerrada...
Hay que barajar tres veces las cartas?? Nunca he sabido barajar ni repartir cartas en condiciones...

Demasiadas preguntas (las que escribo y las que me guardo)y demasiados puntos suspensivos. Tus inviernos de un trago sugieren preguntas e imágenes (imágenes que veo en la cabeza como si fuesen diapositivas mientras voy leyendo). Eso es bueno, aunque saquen a la niña curiosa y preguntona que se pasa el tiempo ¿y por qué? ¿y por qué? ¿y por qué? Pero ya me callo shhhhh

adictaacruzarenrojo dijo...

A plomo...sí a plomo...
De repente, sin avisar, sin darte cuenta porque no tienes porqué esperar que caiga, porque justamente ahora no tienes esa necesidad con dientes caninos de que caiga a plomo, forjando, doblando, modelando, frío, calor, templado y yo a plomo...tan a plomo que da asco a veces...tan de repente, tan sin avisar, tan para nada...tan sin todo... que me ha pillado mirando absorta una estúpida farola, volviendo a casa con los tacones de la mano...tan a plomo...
Me ha encantado, creo que estoy teniendo un escape de palabras....un genial post Iraultza...(como siempre...sin plomo)
Un beso rojo(de verano casi sin masticar)
(vega por dios, no te calles nunca...)

Irene dijo...

No reconozco mi ciudad, la que desprende calor del suelo pero siente el invierno en calles que gritan mi nombre en cursiva...
Esas noches pesan sobre nuestras espaldas pero no recuerdo ninguna a su lado.

Precioso post =)

Naty dijo...

Extraña sensación que nos hace masticar el frío con el recuerdo, sin que se altere la ausencia (que parece traspasar espacios y tiempos)... Hoy parece que nunca estuvo... La verdad que es una extraña sensación...

Princess Valium dijo...

Sentirse solo en otra ciudad, en otro mundo, lejos del tuyo, hace que la soledad sea aun mayor, que ahonde más en nosotros. Peligrosa sensación si no se sabe parar a tiempo.
Un beso y un fuerte abrazo.

Iraultza dijo...

Vega, coincido con adicta, no te calles, pregunta, pregunta, pregunta, y sigue diciendo, porque me gusta esa forma de preguntar. Si, sonaba la de Rihana, y si, no es nada del otro mundo, pero estos días parece que no paraba de sonar por todos lados. Las cartas se barajan tres veces, me contaron hace poco en un sitio que saben bastante de eso, asi que debe ser la norma. Cierto también que los anocheceres debieran demorarse en su tarea, pero a veces, y en algunos lugares, parece que apareciesen de repente, a plomo. A mí también me gusta el invierno, y a veces, en mitad del verano, me acuerdo de él. Aunque los inviernos sin masticar no sean demasiado exquisitos, aparecen como si se despertasen de repente, para marcharse un momento después.

Adicta, me encantan tus escapes de palabras, no los controles. Y me ha gustado esa forma descarnada de detallar el camino de vuelta a casa, con los zapatos en la mano y a la luz amarillenta y algo malbaratada de una farola, con sensación de caer a plomo sobre el paso siguiente.
Besos sin masticar, pero rojos, claro.

Niña, hay noches que pesan eternidades, y otras que nos sobrevuelan. Regreso desde un lugar en el que no solo ardía el asfalto, sino que el aire que corría quemaba los párpados y pesaba en las espaldas, abotargaba el alma y deshace los bolsillos.

Naty, los inviernos de tiempo y distancia que no se mastican siempre son extraños, pero aportan densidad positiva.

Princess, aunque no lo parezcan ese invierno era reconfortante en el recuerdo, mirando a un downtown desierto a unas horas extrañas en que parecía que el invierno estaba a punto de llegar. Besos.