02 julio 2007

Un bikini rojo y una palmera. 1.0.

Abre los ojos algo abotargado aún por el sol que le da en la cara en este sitio, donde parece que no afloja el calor ni siquiera en las horas en que anochece.

La piscina esta vacía, y el silencio le baña con más intensidad que la música leve que se escucha en la lejanía de una palmera que parece esperar un gran acontecimiento al final de este recinto que parece un oasis.

Se levanta lentamente y camina los dos pasos que necesita para acercarse hasta el borde mismo del agua y dejarse caer y quedarse unos cuantos segundos dentro, sin moverse, con los ojos apretados como un globo dentro de una bolsa gigante de algodón donde parece que no existe ni el ruido ni el viento.

Saca la cabeza y deja que los hilos de agua chorreen a lo largo de la cara hasta que simplemente queda humedad entre el pelo muy corto y su cuello.

Ella está tumbada junto a la palmera solitaria al final de la piscina, bajo una confortable cabaña donde se esconden dos tumbonas, hielo y agua, una botella de vino puesta a enfriar por un camarero diligente al que nadie podría asegurar haber visto, y fruta fresca que ha debido colocar estrategicamente ese mismo camarero que parece entusiasmado con la idea de que ellos se junten aunque aún no lo sepan, y ni siquiera hayan notado la presencia mutua.

Ella se levanta con la misma tranquilidad con que unos minutos antes él se ha metido en el agua y se sirve un vaso de agua helada que bebe con la lenta parsimonia de quien disfruta de cada centímetro cúbico.

Él la ve por primera vez entre las tumbonas vacías que se arraciman al borde de la piscina, envuelta como un regalo de los semidioses en un bikini rojo que parece fabricado para su piel.

Ella no le ha visto aún, pero el agua helada que recorre su garganta le sugiere, sin saberlo, la presencia de alguien que puede despertarle más sed entre gemidos que podrían desperezar al resto de palmeras que expectantes se levantan alrededor de estos metros cuadrados que ahora les pertenecen a ambos.

Él nada lentamente hasta quedarse a un par de metros donde ella termina de beber, y contempla con más detalle las caderas con las que podría asegurar que va a soñar esta noche, y las manos y el cuello donde abismarse el tiempo que hiciese falta.

Ella ya ha comprobado, sin mostrarlo, que él ha nadado hasta donde está ella, y ha confirmado en dos vistazos imperceptibles que los hombros podrían hacerle sonreir varias horas seguidas, en esa fase huidiza que dura mientras se pone el sol y puede alcanzar, en los mejores momentos, hasta que el sol ha vuelto a tomarse un café solo antes de fichar en su oficina.

Ella se recoge el pelo en una coleta y camina despacio hasta el borde, simplemente para cruzarse la mirada con él, y comprobar que esos labios que ahora le sonrien, podrían muy bien estar investigando otros lugares en cuanto él lo propusiese.

Él sabe que los ojos marrones y verdes a la vez sobre ese bikini rojo tienen tanta atracción como los abismos de las mejores películas de aventuras.......


Resonando: cualquiera de Ive Mendes (o especialmente Casticais).

10 comentarios:

Princess Valium dijo...

...mmmm...¿y qué pasó al final, se convirtieron sus deseos en algo palpable, pudo él desabrochar ese bikini rojo con los dientes?...Yo quiero imaginar que sí, que se encontraron en una de esas hamacas. El camarero sigiloso seguro que podría contárnoslo.
Un beso

Anónimo dijo...

ah Ive Mendes!!, que gran banda sonora para ese día de piscina y bikini rojo. qué diferente sabe el agua helada en otros decorados...
estoy de acuerdo con Princess Valium: yo también quiero imaginar que él no tuvo necesidad de soñar con sus caderas.

abismarse: que palabra tan preciosa

(castiçais: ahora voy a buscarla y me la voy a poner mientras estudio a ver si consigo imaginarme que estoy al borde de esa piscina haciéndole guiños cómplices al camarero y adelantando como va a acabar todo!)

arabesque dijo...

No solo te largas... sino que encima, llegas al paraiso de la sensualidad. En otra vida pagarás con el infierno.
Anda , recapacita y vuelve, que es mejor.

Angie dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Angie dijo...

Historias de deseo bajo la luz de la luna, en piscinas solitarias y paisajes de ensueño..
brazos y piernas entrelazados bajo el agua..
y el color rojo..

yo quiero iiiiiir!!

espero que estés disfrutando..
besos de verano..

RETRATOS DE ROBERTO ALAMO dijo...

Yo también tengo piscina, y una chica que se pone un bikini rojo para dejarme ciego, y unas caderas que mueve lentamente para desplazar suavemente mis planetas de sitio, y sus manos y su cuello me dan de beber 67 segundos por minuto, y mis labios investigan hasta el último de los rincones de su eden sin palmeras.
Ella: Diana
Yo: El que la besa
El que te abraza.

Iraultza dijo...

Princess, la segunda parte del relato llegará en unos días, en cuanto tenga un rato tranquilo entre viajes y baños, y veremos entonces qué ocurre con el bikini rojo (al que le auguro un gravitatorio futuro).

Vega, has identificado exactamente la canción que onaba en mi cabeza mientras lo escribía, junto a esa palmera sonaba algo parecido, pero preferí cambiarlo por casticais.

Arabesque, de una manera elegante, esto puede parecer el infierno(en temperatura), en todo lo demás tienes razón, huele a sensualidad.

Angie, a la vuelta te paso la dirección, es un sitio altamente recomendable, especialmente ese desde el que escribí este inicio de relato.

Rober, tu viaje me parece alucinante también, te abrazo intensamente.

adictaacruzarenrojo dijo...

Vale...a mi no me salen las cuentas... a ver, si vega,tu te quedas con el camarero,y la del bikini rojo se queda con el de la piscina, yo que hago???
Vas a tener q añadir algún personaje extra....si no no me meto en el papel...jajaja
(En serio, muy bueno, por un momento me he teletransportado..mmmm)
Un beso rojo de vacaciones(por finnn)

Anónimo dijo...

eh oye: q yo no me quedo con el camarero: yo solo cruzo miradas con él con cara de "q criaturas, mirándose con intensidad, tu pon, pon a enfriar vino, y lo que haga falta"

Iraultza dijo...

Adicta, yo te pongo algún personaje más para quete cuadren los números, a ver si ahora nos van a faltar personajes, estaría bueno.
Besos de vacaciones a vacaciones.

Vega, cruza esas miradas que incentivan las mejores historias, claro que si.