29 julio 2007

Un hotel como otro


Un hotel con los suelos de madera, que parecen ronronear mientras camino despacio por esta habitación que no me conoce. Y cada vez se repiten esas sensaciones, como de estar en un lugar extraño, como si me hubiese apartado del mundo, porque es una ciudad de paso, a la que uno llega a cumplir una serie de obligaciones y no conoce a nadie, y regresa a la habitación como si fuese ajeno.

Y cada vez que pasa, me arropa esa sensación, de ser un extraño en una ciudad que no es la mía, que camina a otro ritmo por las calles, que no conoce bien, o coge un taxi que sigue rutas que podrían estar bien o mal, pero no tiene idea.

Desde esa terraza se vislumbra toda la ciudad, iluminada, con menos gente de lo habitual, supongo, y se escucha, si se presta algo de atención, un breve susurro de las olas rompiendo en la playa, igual que ese olor de todas las ciudades con el océano cerca, que te engulle con condescendencia y te va desnudando por dentro para no dejarte ningún hueco.

Y debe ser como si me hubiese contagiado, porque a la luz de una vela, empiezo a buscar otros hoteles, en sitios mucho más lejanos, donde proponerte un fin de semana que se nos quedará en los ojos y en las yemas de los dedos, en uno de esos sitios que sin preguntarte sé que te gustarán, y que no sabrás dónde porque a veces te haré esas cosas, prepararte un viaje sin preguntar.

Y en aquella habitación no me sentiré ajeno, porque podré agarrarme a tus caderas para no caerme y dejarás que te acaricie la espalda lentamente, casi rozando, durante horas, mientras te quedas dormida, o me besarás el cuello tan despacio, que perderé la pausa y encenderemos los dobladillos de las cortinas de gasa que harán de aquel lugar nuestra isla favorita, aunque ni siquiera sea una isla, como los lunares que te contaré mientras duermes y yo te miraré mezclándome con la luz del amanecer por entre los ventanales, pensando sin decírtelo, que no sé qué estabas haciendo cuando no te conocía, pero que debías estar preparándote, sin quererlo, para volverme loco, y que seguro que estudiaste esa forma tan peculiar que tienes de conseguir que nos desconectemos para soñar.

Resonando: Intro Ingravitto_Macaco

11 comentarios:

Anónimo dijo...

he seguido las instrucciones al pie de la letra y sabes qué pasa?? que ahora no sé qué decir (acabo de entender lo de las vacaciones de diez minutos, creo)

Iraultza dijo...

No sé si pensar que eso es bueno o malo.....(si, lo has entendido ;-)).

arabesque dijo...

hay hoteles que nos recogen, y otros que nos disparan, pero cada uno cumple su misión, como las amantes.

Angie dijo...

Tan precioso como tú..
tan deseable, siempre..

me encanta la imagen de un fin de semana guardado en la yema de los dedos..

mil besos.. y más..

botas de agua dijo...

tengo posts tuyos pendientes de comentar... me pueden las ganas. volveré. mientras te dejo mi fuerte abrazo y mi sonrisa. para que sepas que estuve aquí, que te leí, pero espero a estar más lúcida, porque tus posts lo merecen.

RETRATOS DE ROBERTO ALAMO dijo...

...dichosos o benditos hoteles de una noche, hoteles de mil besos y sudores u hoteles sin un solo labio.

Abro mis brazos para abrazarte.

Sweetcide dijo...

Qué melancolía me ha entrado al leer este post...triste me has puesto...pero me gusta.

Saludos

Naty dijo...

Un hotel como este es justo lo que necesito para vacaciones (¿O acaso serán esas caderas de las que agarrarme?)... Bueno, bueno...

Iraultza dijo...

Ara: si me lo permites me quedo con tu frase, al leerla he empezado a "escribir" mentalmente un breve cuento, relato o garabato, como se le quiera llamar.

Angie: mmmm, guardo tus palabras en la yema de mis dedos, estas, y cualqueir otras, ya lo sabes. Besos dactilares.

Botas: me quedo con tus abrazos y tus sonrisas, eso ya es un tesoro.

Rober: los hoteles, sin quererlo, en ocasiones nos van dibujando su propio DNI, a veces incluso sin quererlo. Te abrazo cada vez.

Sweetcide: la melancolía es como las monedas, tiene dos lados, si esta vez conseguí que cayese del bueno, de ese que te gusta...entonces salió bien.

Naty: si es el hotel, te puedo pasar la dirección...si son las caderas...eso suele ir por gustos, probablemente no coincidamos en las que querer agarrarnos.

Clara dijo...

Preciosa la dedicatoria implícita, o más bien explícita, qué más da.

Iraultza dijo...

Clara: cierto, qué mas da, incluso aunque no exista o viva aquí al lado. Gracias.