24 octubre 2007

Ni medio mensaje

La primera vez de la que soy consciente que me hablaron de mensaje y medio, hace demasiado ya, fue en una de esas asignaturas que eliges porque es la única que encaja en aquel horario enorme y sin sentido. Y luego descubres que el tipo que la da, le conoces desde hace tiempo, y que encima te ha enseñado un par de cosas, y de un modo irónico, varios años después utilizarás alguna de aquellas cosas.
Luego vino McLuhan y el medio es el mensaje, Chomsky y su gramática generativa, el mensaje publicitario y aquel libro que leía todo el mundo aquel año para acabar no aprendiendo nada de lo que contaba, los cuadernos azules y la tecnología, pero sigo acordándome de aquello, de medio, mensaje, contexto y momento.
Me acuerdo de aquella chorrada divertida que nos contaba para intentar explicarnos la importancia del contexto y el mensaje, de cómo hay que saber sacarle partido al medio pero sin cambiar el mensaje, porque sino entraríamos en el terreno de la mediatización.

Y cómo me llevé el medio y el mensaje a mis días de calles adoquinadas y manoseaba todo eso con las ganas domésticas de aquellos vaqueros y sus ojos negros, y descubrir a base de un par de bofetadas de esas que guardan los labios más deseables de algunos veranos, que por mucha intención que le pongamos, cuando se quiebra el contexto, el hilo, no hay mensaje, caricia ni zaguán que sepa construir nada que no esté escombrado ya por el suelo.
Hace unos días alguien me confesaba que no habría pasado aquello de ese modo porque ahora hay medios que habrían podido solucionar nuestros olvidos descuidados, e incluso los malgastados. Y yo pensé que lo que nos falló fue el contexto y el mensaje, que tenía fuerza en ese preciso instante y de esa forma, pero que cuando se quedó sin aire, no supimos peinarlo ni vestirlo.

Y hoy, mientras le discutía a alguien que por muy bien utilizado que esté el medio, si lo que tenemos entre manos son catorce mensajes diferentes, no se va a entender ninguno, me he acordado de lo casual que a veces resultan ciertos gestos, detalles y mensajes...o no tanto.

Pero eso de la casualidad, de lo inevitable, de los universos paralelos y los azares, es para otro día.

Mientras tanto, y al estilo distanciador de Brecht, una forma brillante de utilizar el medio para transmitir un mensaje. Y sin utilizar ni una sola palabra.
















Dos anuncios de Amnistía Internacional en prensa (revista). Utilizando las grapas centrales como parte del mensaje.

Resonando: Everything under control_Kemopetrol

6 comentarios:

vega dijo...

Me gustan los anuncios, no los había visto... pero leo McLuhan y Chomsky y me mareo...
emisor/receptor/medio/mensaje/contexto/código.

Yo creo que por mucho ruido que haya, mucho mensaje diferente, si el contexto y el código son comunes sigue siendo posible la comunicación aunque cuesta mucho más.... aunq esto es una mala metáfora y si me oyen los expertos en teoría d la comunicación me pegan un bolsazo...

en fin, besos en clave

Elena -sin h- dijo...

Jejeje, yo también di todo eso en una asignatura bisagra que la llamábamos, la que eliges para que todo encaje y no tiene demasiada mala pinta. Al final aprendí mucho más de lo que pensaba.

Por experiencia sé que el contexto a veces ahoga el mensaje.

Y por casualidades (escribe ese post ya!! :P) hace algún tiempo anduve con los de Amnistía organizando eventos y le dan una importancia impresionante a que los anuncios/acontecimientos/campañas que hacían fuesen realmente impactantes. Y la verdad es que suelen conseguirlo.

sti dijo...

Hay personas tan literales, que destrozan todos los eslabones de la comunicación.
"¿Haces algo?" significa "Quiero verte", de TodaLaVidaDeDios.Y que se ponga McLuhan como quiera.

Iraultza dijo...

Vega: si, si el contexto y código siguen siendo el mismo, el mensaje acaba entendíendose, pero en este caso yo hablaba de catorce mensajes a la vez (como aquel paquete de galletas de hace unos años en que había tantos mensajes que era imposible saber ni siquiera el nombre de la marca). Besos con un sólo mensaje.

Sherezade: las bisagras a veces eran una grata sorpresa, me pasó un par o tres de veces, je. Es cierto que las comunicaciones de AI suelen ser muy notorias, también es cierto que su "producto" facilita la notoriedad, aunque en este caso era más bien brillantez en el modo en que usaron el medio como parte del mensaje. (Si, si, tengo que terminarlo, tengo que termnarlo, cierto; ;-)).

Sti: no, no, si entramos en el terreno de los diccionarios personalizados, ahí yo me doy mus, que eso es un sindios, y suele acabar siempre haciendo bucle (porque normalmente, cuando te cruzas con alguien así, no se habla, sino que se juega a cifras y letras).

(s_gg) dijo...

Bueno, mis asignaturas no admiten ninguna distintas teorías para la misma cosa... Quizá por eso me fascinen tanto las cosas que sugieran distintas interpretaciones (aunque tienda a perderme en ellas). Y quedo esperando tu texto de la casualidad.

Iraultza dijo...

Siempre se aprende de aquellas cosas que admiten distintas visiones, eso es cierto. El de la casualidad está terminando de cocinarse y de cumplir una serie de pasos previos, pero le falta poco.