28 abril 2007

Equilibrio

- ¿En qué piensas? - Me descubre mirando fijamente el horizonte, como si detectase que mi cerebro no para de pensar.
- En mí, aunque suene egoísta. En mi lugar en el mundo, aunque suene metafísico. En mi estado de ánimo, aunque suene absurdo. En mis deseos, aunque suene hedonista.
- Y vas llegando a conclusiones? - Se ha quedado mirando el horizonte como yo. Seguimos hablando sin mirarnos aún.
- No demasiadas. Saber porqué no te garantiza nada. Saber cómo, tampoco.
- Pero ayuda.
- No lo sé. Pero he decidido marcharme.
- A dónde? - Ahora sí ha girado su cabeza, para mirarme de frente, con una mirada alarmada, que aunque no la vea, la conozco, con los ojos muy abiertos, enormemente abiertos, porque sus ojos, siempre, son enormes, se lo comen todo, como me comieron a mí desde la primera vez que la vi.
- A otro lugar, a otra plaza, a otros caminos, a otras sensaciones. Lejos de estas ruinas que escondemos para no reconocerlas, pero que están ahí, aunque no las comentemos.
- Estás loco - Se tranquiliza, vuelve a mirar el horizonte conmigo.
- Si. Y tú eres mi cómplice.
- Pues entonces me voy contigo - Me agarra la mano suavemente, sin mirarnos aún, como quien agarra un sueño, o a una barandilla, para no caerse.
- No sueltes mi mano, estoy asustado.
- No lo haré. De tu mano no pierdo el equilibrio.

Resonando: Undenied_Portishead

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