02 septiembre 2007

Jazz desde una esquina del mundo


El otoño lo puede resumir esa canción, que suena a años 70, pero que descubro en mitad de una película a la que le tenía ganas desde hace tiempo y que me encuentro por casualidad hoy. Y me pongo a investigar sobre el autor, y suena realmente bien, desde Etiopía, jazz que viene de uno de los países más pobres del planeta.

Y especialmente ese tema, que se cuela en lo más sensorialmente oscuro que tiene uno, con ese Hammond sonándolo todo, o ese saxo y esas trompetas que dibujan esquirlas plateadas en ese anuncio de otoño repartido de sonrisas, tus sonrisas, que ya puede olerse en mitad de una acera cualquiera cuando bajas a la calle y te dejas caminar por cualquier sitio.

La película me gustó, confirmó lo que ya esperaba, cómo un tipo que se supone que lleva haciendo comedia desde hace treinta años, le sigo prefiriendo por esas dos películas donde está completa y terriblemente rodeado de soledad. Quizá porque su rostro en ambas películas es igual, es un rostro hierático, sin gesto, como el personaje que interpreta, como la soledad más desnuda y pedregosa, esa que puede morderte la espalda en una ciudad al otro lado del mundo o en tu propia casa.

Y cuando apago el televisor pongo la canción, muy alta, para escucharla con los ojos cerrados, para poder recoger en la pituitaria todos los aromas, y suena sensual también, en cierto modo, esa base sinuosa que no se detiene en los tres minutos que dura, una batería y un par de acordes de guitarra sonando repetida y seductoramente al fondo, en su ciclo, como los latidos del corazón, que están ahí aunque las palabras digan otra cosa, y los movimientos, y las cosas que hacemos cada día o las cosas que decimos cada minuto, pero de fondo suena otra marea que acompaña todo lo demás, una marea tranquila que a veces se encrespa y rompe violentamente en la playa y otras está en calma...como mis labios o tu forma de mirar el mundo.

Resonando: Yegelle Tezeta_Mulatu Astatke

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Suena perfecto para una tarde de domingo. Música que llena el alma, una peli, la casualidad...

Un abrazo =)

Elena -sin h- dijo...

Hace tiempo que no disfruto de cosas así, paladear cada nota de una melodía mientras se va enquistando en la piel... tener tiempo y ganas para sentir algo así está en la lista de nuevos propósitos de septiembre.

Lo que me recuerda que aprender a tocar el saxo también está ;)

Anónimo dijo...

me gusta más cómo cuentas tú la canción que la propia canción...

sti dijo...

Preciosa la canción. Salvando las distancias, me ha recordado a un tema de Mastretta.
Pero, y no te me tires a la yugular, la hubiera preferido con una buena voz femenina. Soy fan de la voz, el mejor instrumento del mundo.
Besos

espiralproscrita dijo...

cruzando la linea que separa
tu distancia corporal
de mi dialéctica
tus manos
de mis vocales abiertas

vuelvo,
te miro,
leo,
sonrío,

y vuelta a empezar.

un placer, iraultza.
un jodido placer.