29 junio 2007

Se podría pensar

Se podría pensar que puedes aparecer si cierro los ojos, o aprieto fuerte las manos, como las apretaba aquella tarde alrededor de tus caderas para que no se nos escapara el sudor.

Se podría pensar que me estuvieses esperando en la ducha mientras vuelvo de recorrer nueve veces y media esa piscina extraña que hay al borde de aquel acantilado.

Se podría pensar que me estuvieses llamando desde tu casa una hora después de habernos despedido con el último orgasmo aún entre tus labios, simplemente para decirme que esta noche tu cama estará demasiado tranquila.

Se podría pensar que tras el ventanal gigante que trae toda la luz de la playa me sueles esperar algunas tardes en que yo ni siquiera sospecho que voy a encontrarte.

Se podría pensar que el departamento de bomberos tiene nuestra dirección entre sus rutas habituales los jueves por la noche o los días impares.

Se podría pensar que tu ropa interior sufre demasiado la ley de la gravedad cuando caminas por mi pasillo.

Se podría pensar en voz alta, pero entonces no tendríamos la seguridad, mientras nos miramos a los ojos algunas mañanas, que nadie sabe las veces que he acabado besando tu cuello mientras te espero, o dejaría de ser nuestra esa sensación gigantesca de las mañanas de esos festivos en que nadie nos espera, ni sospecha que no es que nunca nos hayamos hablado, sino que diecisiete minutos después de conocernos, ya conocíamos el sabor de la piel del otro.

26 junio 2007

En mitad de otro lugar

Se pueden recorrer miles de kilómetros y seguir estando cerca de uno mismo. Como aquella vez que parecia que iba tan rapido que no era capaz de seguirme a mí mismo.

Se puede respirar aire del otro lado del mundo y que haga cosquillas al entrar en tus pulmones, como si llevara años preparándose para entrar.

Se puede encontrar un pedazo de placer mientras conduces en mitad de una carretera que no conoces, camino de una ciudad de la que sólo has oido hablar en el cine, y sentir que el mundo es más limpio así.

Se pueden comprobar, uno a uno, los tópicos y mitos que guardamos en el fondo de los bolsillos de los días laborables, y ver que algunos son ciertos, incluso los que forman parte de los festivos, son ciertos en este país.

Se pueden viajar miles de kilómetros simplemente para reirse de uno mismo, y de aquellos inviernos que no podían masticarse bien, o simplemente para saberse tranquilo, en paz, empezando de nuevo, aqui y al volver.

19 junio 2007

Espérame cuando regrese


Como sucedía todos los meses de junio cuando íbamos al colegio, como les pasa a las orquestas de pueblo al acabar el verano o a las bufandas al llegar noviembre. Se abre un paréntesis, de más uso, de otras cosas, de nuevas aceras, de algún aeropuerto y otro idioma.

Dejo esta ciudad por unas semanas en un verano extraño que parece algo tímido y no se atreve a aparecer con tranquilidad.

Dejo avenidas que se han ido despejando en este invierno pasado, un invierno que no ha dejado de tocarme en el hombro casi todas las semanas para recordarme que siguen existiendo escaleras que no llevan a ningún sitio, aunque empiecen a estar cerradas unas cuantas, y apenas haya casi ya ninguna con más de seis escalones.

A la vuelta pretendo que esas avenidas estén despejadas, porque las habré pintado de otro color, porque habrá nuevos escaparates y estarán recién adoquinadas con materiales de los que se usan hoy.

Los planes de nuevos otoños siguen su curso, y aunque a veces entra esa prisa malsana que nubla la tranquilidad, en esta ocasión subyacía un buen plan, y no ha dejado que se desabaratase el tránsito dinámico que me llevaba con todo incluído hasta el borde del próximo verano, que ya es este.

Como dice la canción ... luces que terminan de brillar, miles de cerillas sin gastar, suben como globos de gas, luego todo vuelve a empezar...
Volveré cuando las calles de una ciudad enorme se comiencen a vaciar, cuando las noches se llenen de carcajadas sin prisa, cuando todo se vuelva más leve por unas semanas, para seguir con el plan que me llevará al borde del otoño en que me encontraré contigo y los lunares de tu ombligo y tenga que aprender a contarlos.

Si la tecnología nos es propicia, antes de regresar lanzaré algún post-it relleno de letras a través de miles de kilómetros para comprobar si acierto a que se adhiera al comienzo de esta duermevela.

Mientras tanto, tararearé por las mañanas aquello de ...aunque tú no lo sepas, me he inventado tu nombre...aunque tú no lo sepas, me acostaba a tu espalda y mi cama se queja, fría cuando te marchas...

Resonando: todo lo que quiso caber en un mp3.

18 junio 2007

Con una canción

De repente subió el volumen, como una tormenta que descarga sin avisar, como rompiente de olas rocoso, como un tornado en mitad de una ciudad en día de fiesta.
Y bajaron las luces, y se podía escuchar, por encima de todo ese ritmo, acompasado, envolvente, casi industrial y lleno de percusiones graves, tu respiración.

Y la voz de ella recitando aquello, sonando nuevo, "we are the earth intruders, we are the earth intruders...necessary voodoo" y nuestras respiraciones se acompasaron a ese mismo sonido latente por todos lados, y el olor de aquellas fuentes donde se derretía deseo, rezumaban por las paredes que a estas alturas quemaban menos que tus dedos y los míos.

Creo que por una vez, aquella canción duró más de lo que cabe en el reloj de sensualidad que colgaba de tus caderas. Miré la pulsera que te rozaba el antebrazo, y pensé que en los últimos acordes iba a intentar que descansara a los pies de mi cama junto a tu exhausta ropa interior.

No esperaba que me acompañaras hasta el coche sin ni siquiera pedírtelo, pero puedo asegurar que tampoco estabas preparada para que al encender el cd, sonase esa misma canción que habíamos sudado juntos mientras me decías al oído que habías apostado dos orgasmos a que mis pantalones querían abrazarse a tu falda en el pasillo de mi casa.

Tuvimos que cambiar el texto al final, tu ropa interior no consiguió llegar a los pies de mi cama, la perdimos en la entrada, y de mis pantalones y tu falda, nos llegaron noticias desde la puerta de la habitación, pero tu pulsera, esa sí fue valiente, sólo tuvimos que rescatarla de entre las sábanas, mientras yo volvía a colocar aquella canción.

Resonando: Earth intruders_Björk

16 junio 2007

Si no es hoy

Nos sonreímos como si ya lo estuviésemos imaginando. Me tocaste el brazo como por descuido unas quince veces, aunque a la segunda, el descuido intuí que lo habías desterrado a tus días laborables y ya ponías más intención, y empezaba a pensar que la intención te esperaba en más lugares.

Pusiste en las pupilas un brillo de color malvado cuando te sugerí compensarte arrebujando sábanas y recorriendo cinturas que acaban entre los muslos.

Me hice el despistado marchándome nada más acabar de cenar, esperando medir la intensidad de ese brillo malvado en tus pupilas.

Una hora después, entre el sonido algo estridente de un bar del centro me mandabas mensajes que nos juntaban en una fiesta privada, tanto, que sólo estaríamos tú y yo, aunque esa noche no llevaba invitación encima.

Nos espera una noche de verano en que sólo nos está permitido deshidratarnos. Luego, si te sigue quedando brillo malvado en la mirada, el verano guardará noches extra en su agenda. De momento las lluvias que se han invitado solas a las fiestas de estos días de preparativos, nos han postpuesto el sabor salado de tus gemidos y el roce tenso de mis dedos en tus caderas.

Así que en la siguiente, mejor que el ojo, pongamos la intención.

Resonando: Breathe_Scott Wozniak

15 junio 2007

Nueve segundos

Ella le mira con lentitud, como deteniéndose en sus labios, en sus párpados, en la forma erótica que hace la barba de dos días en el círculo eterno de su barbilla. Pero él no se da cuenta.

Él le dice al oído muchas cosas, como que aunque no lo supiera, la estaba esperando. Le cuenta chistes tontos, le canta canciones que se sabe de memoria y en días azules, le dice ordinarieces, porque sabe que ella ríe. Pero ella no le oye.

Ella piensa en él cada viernes por la noche, cuando apaga la luz que ilumina el cabecero de su cama y el borde del libro que no ha abierto en semanas porque cuenta cosas demasiado tristes. Ella piensa en él cuando se levanta muy temprano cada sábado por la mañana para hacerse un zumo de naranja. Pero eso él no lo sabe.

Él escucha música sin parar, y memoriza estrofas, y ve películas, y lee libros, y visita ciudades, y aprende cosas nuevas, porque piensa que algún día podrá contárselo todo a ella, mientras una noche de verano les arrope y las horas parezcan haberse ido de vacaciones también. Pero eso ella ni lo imagina.

Ella y él se cruzan cada mañana, desde hace tres años, en la misma acera, a la misma hora (ninguno se quiere retrasar, porque no vería al otro). Todavía no se han dicho nada, pero se han contado la vida en miradas que duran seis segundos, y algunos martes, cuando las miradas duran nueve segundos, se han besado en los segundos impares.

Resonando: Torres de Manhattan_Quique González

12 junio 2007

Para mí era Verdiales


Aburrido del atasco revolvía entre los CD's, repasaba uno y otro, buscando esa canción que de repente te asalte las ganas de volver a escucharla, como si fuese la primera vez, como si pudieses volver a enamorarte desde el primer acorde, a cantarla a voz en grito como si no hubiese nadie a tu alrededor, hacer el payaso mientras la cantas una y otra vez, mientras avanzas perezosamente por el asfalto repleto de mil como tú.

Y como si quisiese ser el elegido, el cd ha saltado solo hasta mis rodillas, y no he podido elegir, ya estaba elegido. Así que lo he puesto, he pulsado el botón de avance hasta el corte dos, y he subido el volumen, como hace cinco meses cuando la escuché por primera vez y me quedé semanas tarareándola, en esa primavera que empezó sin acabar el invierno y la escuchaba pensando en alguien que se había marchado unas semanas antes, venía conmigo en una mañana de sábado que gastaba en admirar como un niño pequeño un sitio mágico que hay en el centro, o un parque de novela que sólo abre los fines de semana, o un desayuno en la terraza en esa primavera superdotada que se saltó unos meses para llegar antes y luego tardó en regresar....

Hoy la he cantado otra vez, y volviendo a casa, la he vuelto a cantar, y ahora, simplemente la tarareo en sordina, mientras cierro el plan de unas vacaciones que no se acordarán de ti.

Si estaba loco por ti
Me preguntaste mi vida
Si estaba loco por ti
Maldita lengua la mía
Cuando le dijo que si
A Quien no lo merecía

Me puse a beber un día
De la fuente del saber
Me puse a beber un día
Y sólo logre entender
Que no hay filosofía
Que pueda entender
Resonando: no podía ser de otra manera_Si estaba loco por ti_Los Planetas

11 junio 2007

En la puerta

Desde el fondo de aquel salón algo antiguo y desordenado se escucha el sonido del timbre de la puerta, pero ya no se escuchan los pasos que hasta ayer podían detectarse caminando despacio como en susurros por el pasillo largo que une los cuarteles íntimos de cada uno con la puerta de la calle, comouna senda de piedras sobre el agua.

Suena el timbre dos veces más, con la calma de quien no espera respuesta, o está llamando porque su primavera hace tiempo que se quedó encallada en los posos de una taza de café.

Aquel tipo que intenta refugiarse del calor que hace a estas alturas del año en esa ciudad, ni siquiera mueve un músculo al escuchar los tres timbrazos, y sólo al tercero parece haber prestado algo de atención al sonido.

Desde el otro lado de la puerta, de esa puerta que daría paso a un paseo hacia el desván de tu ropa interior, la persona que ha asumido que no van a abrir, toma un pedazo de papel de una libreta gastada que lleva entre las manos y anota un par de líneas.

Quizá, dentro de dos o tres días, cuando aquel tipo que sólo pretende seguir respirando, lo que a estas alturas le parece todo un reto, salga para pisar de nuevo la calle, esta vez sin ti, la encuentre junto al felpudo ajado que ha recogido más huellas que la arena de la playa.

Y probablemente al tomarla entre las manos, como cuando te tomó a ti por primera vez, la desdoble con cuidado y lea, probablemente en voz alta, porque siempre lee en voz alta cuando está solo, aquellas líneas que la persona que en un momnto determinado ya no esperaba respuesta, escribió esperando que aquel tipo lo leyera.

"No sé cómo he llegado hasta este umbral. Ni siquiera sé qué te habría dicho si hubieses abierto la puerta. Pero tengo que confesarte que desde este mismo instante, espero que estés buscándome".

Resonando: It's good to be in love_Frou Frou

08 junio 2007

Silencio

Algunos días uno busca el silencio como la sombra en verano, como ese verano que parece querer llegar ya.

Algunos días uno no encuentra el silencio y se ata hilos entre los dedos para que no se olvide de cenar silencio antes de irse a dormir.

Algunos días los labios se resecan y se busca necesariamente un rincón en silencio donde hidratar los labios que echan de menos el juego capicúa de besarse, o la rima consonante que puede surgir al recorrer el interior de unos muslos.



Algunos días el silencio te acompaña en cada paso y escuchar tu voz a última hora del día, aunque sea para decir hola, te suena extrañamente ajena, como si alguien te recordase que la voz es tuya, y tengo que repetirme con cierta constancia que esos silencios no me gustan porque me llenan de huecos sensoriales, y cuando hay huecos, me puedo resfriar las ganas de sonreír.

Algunas noches el silencio se acomoda entre las sábanas y parece un egoista que no me deja pensar en cómo te desabrocharía el sujetador para acabar de una vez por todas con el silencio, porque sé que al desabrocharte ese corchete que te ata al aire, el silencio se evaporaría entre los mismos susurros y respiraciones entrecortadas que podían llegar a amontonarse cuando nos empeñábamos en no dejar quieta la madrugada.



Algunas noches no suenan a nada, y me enfada que ese silencio me recuerde al sonido que hacía tu ombligo cuando se rozaba con el colchón.

Resonando: What it was will never again_Telefon Tel Aviv

07 junio 2007

Con calor



Hoy por fin ha empezado a hacer calor, como si de verdad alguien se hubiese empeñado en darnos una primavera, que ha sido lenta, que se confundió con un otoño indeciso y que apareció tímida, porque no estaba preparada para ser protagonista.

Hoy por fin ha empezado a hacer calor, y como siempre me pasa cuando vuelve ese verano de los sueños, me acuerdo de aquellas tardes, o de algunas que ni siquiera existieron, y me duelen los músculos de pasar la noche intentando convencerte de que no era buena idea organizar una serenata ruidosa con el viento de tus susurros en mi cuello.

Hoy ya hace calor, y planeo las vacaciones que este año se adelantan tanto como aquella vez que no te esperaba y pasamos un mes sin dejar de acariciarnos.

Hoy la brisa va a dormir conmigo, como si viniese por las noches a ocupar ese hueco en la cama que a veces ni siquiera veo, y otras se ilumina tanto que no me deja dormir.

Hoy hace calor, y todo sabe a unos labios que tenían un regusto a sal, o a verano, o a otoño mal curado en una isla, o a deseo o a un vestido verde, o a unas pestañas largas, o a unos dedos de los pies perfectos o a una fotocopia de una mano que sacaste haciendo el tonto y me regalaste o a otra cosa cualquiera que pensabas mientras yo veía documentales absurdos.

Hoy hace calor, mañana ya veremos.

Resonando: Song to say goodbye_Placebo

05 junio 2007

Hasta el final

Dice la canción...."Llévame hasta el final, si eres tan especial...las cosas tienen el sentido que les quieras dar....las palabras a rayas no existen..." y me cogiste de la mano y perdí la voz, como si te lo hubieses quedado todo entre aquellas sábanas arrebujadas en la esquina de la cama que apenas utilizamos.

Luego no supe tu nombre, porque no me lo dijiste, pero me han dicho que has vuelto alguna noche a buscarme por allí, aunque me prometiste que esa era la única vez, aunque los besos en la ducha no parecieran los últimos.

Si, cierto, me llevaste hasta el final.

Resonando: Llévame hasta el final_Pequeño Pecker

03 junio 2007

Bombones en tu ombligo

Nos miramos unos segundos en aquel atasco, y yo perdí el norte, como sólo se pierde por unos labios, pero tuve la suerte de poder disimularlo, íbamos en coches separados.

A la segunda ocasión me sonreíste, y supe que aquel cuello que se podía ver levemente entre tu pelo ondulado debía saber a algodón, porque los anuncios de placer siempre saben dulces.

A la tercera va la vencida dicen, así que aquella vez anoté mi teléfono en un pedazo de papel y cuando estuve a tu altura lo colé por tu ventanilla, supongo que lo viste al llegar a tu oficina, mientras tanto, no parabas de reir, y eso me gustó.

No nos encontramos más en aquella carretera de circunvalación, pero no te tuve que echar de menos más que dos o tres días, los que tardaste a enviarme un mensaje: "El otro día aprendí a apreciar los atascos, qué pena que no sirvieran copas, para habernos tomado una juntos".

Lo leí a la hora de comer, y tuve que pedir la cuenta rápidamente, era complicado intentar responderte con aquel ruido de platos, siempre he preferido tus susurros.

Al llegar a la oficina, un mensaje volaba hacia ti:"Los atascos ya no son lo que eran, los han hecho de bajo coste. Podemos cenar en el centro o tomar bombones de chocolate en tu ombligo".

Era primavera, pero me contestaste al anochecer, bajo esa suave brisa que olía a tu ropa interior:"He dejado de cenar en el centro, se tarda mucho desde que te toman nota hasta llegar a tu cama".

Salía por la puerta camino de una cena con amigos, me volví para enviarte mi dirección en otro mensaje.

Ahora no sé si prepararte café, aún no te has despertado y no sé cómo te gusta el desayuno, pero hoy no pienso coger el coche, nos hemos inventado una excusa, y hay dos coches menos en esa carretera. A ver si vuelven a poner copas en los atascos, aunque ahora a quién le importa, si tengo la huella de tu lengua por todo mi cuerpo y tus susurros en mis oídos y te he contado los lunares varias veces, pero tengo que volver a contarlos, porque quiero memorizar ese número.


Resonando: Mushaboom_Feist

02 junio 2007

Saturados de luz

So listen up - this sun hasn't set
I refuse to believe that it's only me feeling
Just hear me out - i'm not over you yet
It's love on the line can you handle it

Aquel viaje fue como una de mis películas favoritas de Medem, saturadas de luz, las pupilas llenas de cian, desde cualquier lugar, incluso los días en que amanecía nublado.

Recuerdo con placer incluso las discusiones, la mayor parte de las veces absurdas, como éramos nosotros.

Te daba por salir a correr cada mañana, mientras yo me desperezaba entre las sábanas que aún guardaban tu olor.

Al volver retomaste los malosentendidos que nunca había sido capaz de deshacer, y te marchaste.

Hoy, cuando pienso en ti, sonrío.

Resonando: Hear me out_Frou Frou

Me miras así


- ¿Por qué me miras así? - Le dije durante esos segundos en que nadie podía escucharnos.
- Así cómo - puso una leve sonrisa en sus labios, ya había aprendido a entender qué significaba aquel esbozo de sonrisa.
- Como si me echases de menos - Tiempo atrás me había conseguido librar de tener que darle matices a las palabras frente a ella, ahora soltaba todo lo que quería decir, sin matices, literalmente.

Puso de nuevo aquella mirada y no contestó. Alguien se acercó y comenzó a hablar de cualquier cosa.

Mucho tiempo después, cuando volvía a casa, en el parabrisas del coche encontré un pequeño pedazo de papel colocado allí. "No es tan sencillo, ni nunca he sabido como manejarlo, probablemente me falte valor. Siempre aciertas traduciéndome las miradas".

Resonando: My man my moon_Feist