29 enero 2008

El lugar de cada cosa

Hay días en que aunque no quieras aguantas con demasiada solvencia la seriedad acomodada en las comisuras de los labios. Vas superando obstáculos leves y alguno retorcido con diligente derroche de asepsia, aunque son de esos que al final del día tampoco tienen ninguna importancia, sólo (aunque no es poco) te dan de comer. Quizá un par o tres, terriblemente acostumbrados a los juegos de palabras absurdos que se suceden como los fuegos artificiales, sin medida ni control aparente, reconocen la cadencia mimetizada y encuentran la forma de preguntar sin utilizar signos de interrogación.

A veces, la ventaja que algunos intuyen mientras un ascensor te hunde en las entrañas de un bloque de piedra muy moderno, no es tal, es una excusa a la que ellos se agarrarían ardiendo para empezar de cero en la otra punta del mundo.

Y ese mismo tipo, quizá porque no acaba de entenderlo muy bien, sonríe con cierta amargura agradecida cuando se queda parado entre columnas y cemento mientras me giro y dejo caer algunas palabras, que no son para él, quizá sean simplemente para mí, para que me sigan mientras camino hasta el coche.

No lo sé. Yo no necesito empezar de cero sobre ninguna desolación, mis desolaciones se fueron por su camino. Ni siquiera he dado una vuelta completa a nada. Me perdí durante mucho tiempo, por eso ahora llego tarde a los sitios. Si voy para allá, será para continuar urbanizando mis arrabales o el centro de mi ciudad, pero no busco tesoros a estas alturas que me resarzan de nada, y mucho menos a tantos miles de kilómetros de aquí.

A veces, algunas noches, mientras se escucha girar el tambor de la lavadora acompasada y mansamente y leves tintineos de los vasos ordenándose en el armario, es sencillo pensar que las comisuras de los labios tienen una cualidad especial para detectar el lugar que ocupa cada cosa.

Resonando: Best friends_The Perishers

26 enero 2008

Más de tres segundos

Dibujaba mapas en tu espalda como los ojos de los niños cuando ven por primera vez algo que les gusta mucho, con inconsciencia serena, la misma que se descolgaba de nuestros labios cóncavos y convexos, a un tiempo, encajándose al doblar las esquinas de cada habitación o en ese baile asincrónico que formaban tus tacones contra el empedrado miope de las noches de luna nueva.

Por eso me gustaba tomar aire cada martes de víspera, para poder morderte los pecados sin vergüenza que guardabas junto a tu sonrisa distraída cada vez que me mirabas a los ojos, o ese color que me gustaba tanto encontrar en tus mejillas y que investigué hasta sus últimas consecuencias, para ver hasta dónde había aprendido a contar.

Y me gustó descubrir que sólo había aprendido a contar impares, y había preferido quedarse en el primero de la cuenta, aunque eso no me lo contaste hasta después, mientras yo ya sólo veía el verde que lo llenaba todo cada vez que abrías los ojos y respiraba dos veces seguidas antes de acercarme a ti, para no caer por el camino, o agarrarte de la cintura como quien se posa sobre la barandilla de un barco, sin saber muy bien porqué, si para no marearse o simplemente para coger impulso.

Pero todavía no te has atrevido a mirarme a los ojos más de tres segundos seguidos y mi próximo reto es averiguar porqué.

Resonando: Taste_Nitin Sawhney.

22 enero 2008

El deseo

El deseo nos extenúa, puede llegar, a veces, a demolernos por dentro, a dejarnos sin aliento y sin fuerza, a volvernos locos o a sedarnos el sentido común y las palabras, el deseo escribe libros, teorías, usa lenguajes absolutamente personales, busca en desiertos y naufraga en menos de tres palabras, se viste de gala para ir a funerales o juega a las cartas en mitad de una autopista, el deseo nos vuelve imbéciles, dóciles, nos pervierte y nos alienta, nos complica y siempre nos seduce, nos mira a los ojos o juguetea con lo más profundo de nuestros estómagos, el deseo nos articula los labios y nos quema las manos, nos pinta los pasillos y nos hace mudanzas de quince minutos, nos desarma y nos grita, el deseo se crece, se nutre y no se doblega, el deseo se convierte, muta y viaja, se despierta y se queda a pasar temporadas larguísimas, el deseo nos atenaza y nos cuenta todo lo que no queremos escuchar, nos hace la pelota y nos desangra, se ensucia, se perfuma y se disfraza, el deseo admite historia y algunas asignaturas de ciencias, pero no todas, el deseo nos gradúa y nos invita, nos satisface y nos deja desnudos, el deseo se apaga y se ríe, se deshace y hace méritos, al deseo le gusta la ironía y la noche, la luna, los susurros, pero sobre todo y ante todo, el deseo, la mayor parte de las veces, se basta por sí mismo.
Aunque desear puede llegar a ser algo muy duro. Los que más sufren, son los que no saben lo que quieren.

Resonando: I love the rain, the most_Joe Purdy

19 enero 2008

Te lo deben...

Le gritaba a quien quisiera escucharla que le debían un final feliz. Cada mañana impar o los festivos en negro, lo susurraba o lo tarareaba, en mitad de un brindis o cada cierto tiempo, pero siempre, si le prestabas la suficiente atención, ella acababa confesándolo, "me deben un final feliz".

No se lo quise decir porque probablemente no me habría escuchado, no solía, y si lo hacía era sólo para aquello que no le afectaba. Por eso no dije nada cuando me repitió, esta vez junto a mi oído, después de haberme rozado la mano de un modo que no sabía que existía antes hasta ese momento, la misma frase "me deben un final feliz".

Sólo me fui, caminando tranquilamente y con la seriedad precisa que amarga un poco el sabor de la boca, pensando..."no pidas lo que no eres capaz de aceptar".

Resonando: 124_Los Planetas (si, de nuevo).

15 enero 2008

En un montón así

No, no siempre son iguales, pero los últimos se parecen un poco. Por eso no lo pienso demasiado y escucho esa canción que me gusta desde que la escuché, desde la primera vez, desde siempre. Recorriendo lentamente el mismo pliego de sensaciones que se abren solos un día así, el negro o el blanco,el azul o el rojo, y algunas veces el verde.

Y vuelvo, últimamente justo un día como hoy, precisamente un día como hoy. Y aunque se parezcan, aunque no los entienda demasiado, aunque se dejen estar veinticuatro horas y luego se larguen sin despedirse justo en ese segundo que lo cambia todo, pero me aguanta el día entero, como hoy me aguantará, siempre, en un día como hoy.

Azul, como el sol en tu mirada, cuando luce la noche más cerrada. Si, este año también me quedaré en esta canción, porque es mi regalo de siempre, aunque siempre sea mucho tiempo, el que suena desde aquel día en cada uno que se parece a uno como hoy.

Mientras tanto celebraremos los minutos densos y los efervescentes, los sucios y los despejados, cada minuto, cada segundo, un día más, ni menos, como una muesca o una herida...no perdería un día así. Buenas noches y buen día.

Resonando: Colores AC_Piratas.

13 enero 2008

Escapados

Escapamos a la vez, sin prestar atención a los carteles de dirección, por que no importaban, porque sólo queríamos escapar, pero no acabábamos de dar el paso, tú el tuyo y yo el mío, hasta que nos encontramos como sin querer, aunque nos estuviésemos esperando, sin saber.

Y entonces se desató todo, al mirarnos, porque así fue como nos dimos cuenta, de repente y sin tapujos.

Creo que lo único que fui capaz de decir al aire, mientras ya caminaba hacia ti, fue algo como "lo siento, me esperan", y di otro paso, y el siguiente, que me acercaban a tus ojos envenenados de los mismos verbos sin predicado que los míos. Por eso no tuvimos que esperar nada más, porque a cinco centímetros, nuestras pupilas se reconocieron mutuamente, y nuestros labios sabían de antemano que les iba a gustar bailar agarrados, que teníamos que escapar para encontrarnos, para desliar las horas y llenarlo todo de nosotros, las sábanas, el colchón, hacer arder aquella habitación, el zumo y el café tomado a cualquier hora, las carcajadas industriales, el cigarrillo a medias, las duchas y el vaivén, la silla de espectador de frenopático, el saber quién eras y quererte algo más, el notar en mi cintura cómo me agarrabas para que no me fuera, y el no querer irme, la información básica y nuestros curriculums esparcidos por el aire, el sudor, el beso que lo iniciaba, o lo continuaba, qué más daba si perdimos nociones y guardamos lecciones, las orillas de las aceras que nos esperaban rompiendo mansas al caer los minutos en punto y a las que no queríamos volver, tu forma de decirme que ahora te tocaba a ti, mi forma de susurrarte búscame, tu olor en mí, mi olor en ti, el roce, tu respiración entrecortada, habernos escapado cuando nos vimos, porque era lo que estábamos buscando, tú de mí, yo de ti, y las aceras siguen esperando esa mirada otra vez.

Resonando: 124_Los Planetas

09 enero 2008

Untrue

No sé si conscientemente o por puro azar (de ese que muchos intentan programar y no se puede, pero se empeñan los pobres), este tipo ha "montado" a su alrededor una estrategia de marketing de guerrilla de lo más curiosa. No sé cuantos caerán por el morbo y cuántos simplemente investigarán más allá de la "pose" o lo cool que es esto o la forma de aparecer, hasta averiguar si les gusta o no. Pero más allá de eso hay que reconocerle la gracia al asunto. Un tipo (o tipa) del que apenas se sabe nada, se esconde bajo pseudónimo, no concede apenas entrevistas (y las que concede son a través de correo electrónico), no hay fotografías suyas, publica su música en un sello muy pequeñito y no toca en directo. Según cuenta en una de esas excepcionales entrevistas, sólo cinco personas saben que él o ella es Burial, que es así como se denomina.

Hasta ahí su "aura", su estrategia o simplemente el escudo que ha diseñado para hacer música. Y qué hay detrás, pues eso que ahora ha dado por llamarse dubstep, una mezcla algo asincrónica y sucia de dub y drum & bass. Al tal Burial le debe gustar lo oscuro, lo relacionado con el apocalipsis y el milenarismo (siempre que escribo o pronuncio esta palabra me acuerdo de Arrabal, inevitablemente)...por sus letras y títulos. Además, y por si no fuese suficiente, hace remezclas para otros...(si les gusta Bloc Party, no se pierdan una extrañísima y estupenda remezcla de su "Where is Home?").

Como siempre a algunos les gustará y a otros no, y dentro de los primeros, a cada uno le sugerirá unas cosas, pero desde mi absoluta y personal opinión, me gusta, aunque sea un sonido difícil y sucio, aunque algunos sigan creyendo que sólo es de utilidad en una juerga desfasada y para otro tipo de gente.

De momento no sabemos si es un o una jeta, un o una farsante, o simplemente alguien honesto que hace lo que le gusta hacer, pero pretendiéndolo o no ha montado su tinglado y ya va por el segundo disco.
Como siempre, eso sí, para gustos, los colores.

Resonando: Archangel_Burial
(El título de su segundo álbum, en el título del post)

07 enero 2008

Seiscientos kilómetros

Hay cosas que están como debe ser, más allá de cómo "deberían estar" o lo que se "espera que sea", o ese lugar común de "lo normal". A veces lo normal no nos rodea, a veces lo que "debería" ni se parece a lo que es, pero no está nada mal tampoco lo que acaba siendo.

Puedes pasar meses y meses y algún que otro año intentando deglutir, mirarlo desde todos lados, dejarlo reposar algunos meses y volver a masticarlo y no encontrarle ningún sentido en cada aproximación, pero sigues adelante porque eso sí es lo que debe hacerse, o al menos lo que quieres hacer.

Y a veces, con suerte, en una mezcla de primavera tímida, un verano gaseoso y un otoño desaseado lo compartes con alguien por fin parece que lo anormal no estuvo nunca tan mal. Pero cuando no se hace bien, reaparece lo "normal" en esos días esponsorizados que nunca entiendo y los convierte en más sórdidos si cabe, pero sigues adelante, porque no hay más aceras válidas que las que te llevan a otras avenidas despejadas.

Y realmente eran suficientes 600 Km. de charla inagotable y cinco maletas llenas de risas, hacer el lerdo hasta que los charcos nos empapen las rodillas, mirar el valle desde arriba del todo y que baste verlo todo blanco, y que todo sea el silencio más delicioso durante unos minutos diariamente, que cada desayuno tenga carcajadas absurdas recién horneadas en esas bandejas extrañas y un puñado de invisibilidades compartidas sin receta antes de dormir.

A veces es suficiente conducir de nuevo 600 Km., perderse un poco nada más empezar, para encontrarse con uno mismo según se cruza ese pueblo tan estupendo al que quiero volver de verdad un día. A veces, es suficiente con que lo normal no nos sirva para nada ni lo hayamos elegido para saber que el miedo a que el dique se rompa es artificial, que al otro lado hay un océano enorme para nadar y que afortunadamente, aunque no sea como "debe", nadar junto a algunas personas es delicioso.

(Gracias por "empujarme" aquel día a contárselo a alguien. Ya sabes a qué me refiero).

Resonando: A good start_Maria Taylor