02 enero 2007

A veces

A veces aparece un rostro en tu mente, alguien que ya no forma parte de tu vida, pero que alguna vez sí lo hizo. Se queda a tu lado durante horas, o durante días. A veces es muy intenso, como un pinchazo, como una vacuna, como el picotazo de una abeja, en otras ocasiones es suave, como el vaho en el rostro que producen las olas al romper contra las rocas o el olor a tierra mojada un minuto antes de romper a llover.

En esos momentos intensos, cuando tienes su rostro, su olor, el sonido de su voz en la cabeza, puedes incluso llegar a creer que llegará un mensaje a tu móvil. Es absurdo, pero lo esperas como si fuese un teorema matemático, o una reacción empíricamente demostrada.

Eres incapaz de confesarlo, a nadie, pero durante esos instantes en que llegas casi al dolor, de intensidad acerada y metálica, serías capaz de creer casi cualquier cosa por el simple hecho de tener tanta energía concentrada en un hilo de pensamiento concreto.

Pasa el tiempo, esos días, esas semanas, la suavidad o la intensidad del olor, del rostro y del sonido de la voz, y vuelve a dormirse, en su rincón favorito dentro de ti, en el lugar que al marchar hubiese elegido sin pedir permiso (o quizá ya se lo otorgaste en el mismo instante en que se iba), para alojarse dentro de ti.

A veces, afortunadamente sólo a veces, la razón coge vacaciones de año nuevo.

Resonando: Tú y yo_Coque Malla.

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