21 noviembre 2007

Una idea suya

Todo el día rodeados constantemente de gente, el taxi rodeado de más coches que a primera hora de la mañana, tanto que todavía se apelmazaban con las últimas de la noche, le llevaba camino del aeropuerto.

Demasiadas caras dormidas frente al mostrador de facturación, y en los controles de seguridad, que monótonamente, desembalaban portátiles, se quitaban abrigos o vaciaban bolsos, y como en esas películas de serie Z caminaban en silencio y descalzos a través de aquel arco que parecía como del futuro hace unos años.

Palabras sueltas pidiendo un café y yendo hacia otra puerta, sentándose en el avión, música y la noche aún sobre la ciudad y el país del que se marchaba unas horas.

Y esa mujer a su lado parecía contener todas las palabras en la boca:

- Me gusta volar tan temprano, porque puedes imaginar durante un momento que el resto de tu vida comienza en otro país, en otra ciudad.

Ella no le miraba directamente al hablar, y durante unos segundos dudó siquiera que se lo hubiese dicho a él, como si fuese una letanía extraña que aquella mujer se dijese a sí misma para regalarse o dotar de mayor profundidad un sueño recurrente, o sólo una breve mentira piadosa consigo misma.

- Y sin embargo, las ideas que te esperan en el vestíbulo de llegadas internacionales son las mismas que se acostaron anoche contigo.

Le salió aquello sin pensar, mientras sí la miraba al decirlo. Comprobando al instante que ella volteaba su mirada hasta él y sonreía levemente, aunque no supo identificar de inicio si aquella sonrisa tenía más de desconsuelo o de curiosidad.

- Imagina por un momento que al llegar a ese aeropuerto, a esa ciudad, las ideas que recoges son las mías, y yo las tuyas.

Escuchado de aquella voz dulce y serena parecía tener más sentido de lo que hubiese sonado de haberlo dicho él mismo.

- No deberías tentar a la suerte de ese modo, ni siquiera imaginas lo que puede estar esperándome en aquel vestíbulo para colarse de nuevo en mi cabeza.

La mujer de voz dulce y serena soltó una carcajada directa y sincera, como si realmente aquello le divirtiese. Abrió el maletín que llevaba a los pies y extrajo una libreta y una estilográfica que extendió en dirección a él.

- Anota una idea, la primera que se te venga a la cabeza, y luego dobla el papel y me la das. Prometo no desdoblarlo y leerlo hasta llegar allí.

Él dudó unos segundos mientras ya sostenía el papel y la estilográfica entre sus propias manos, mientras ella le conminaba con sus ojos negros y profundos a seguir con aquel juego. Finalmente, con esa desidia algo servil que a veces le dominaba escribió en una de las hojas que había arrancado de la libreta, la dobló lentamente y se la entregó, recogiendo, unos minutos después, la que ella le daba con aquella sonrisa tan profunda como los ojos, en la comisura de los labios.

Como le ocurría a menudo incluso con su vida, se olvidó de aquel papel en cuanto puso los pies sobre el minibús que le llevaría a la terminal.

Catorce horas más tarde, mientras se quitaba la corbata y la chaqueta se caía del respaldo de la silla donde la había dejado al entrar en casa, vio sobre la tarima el pedazo de papel que ella había doblado cuidadosamente. Arqueó brevemente las cejas mientras miraba con cierta curiosidad andrajosa aquella mancha blanca en mitad del salón. Flexionó las piernas para recogerlo, y sin incorporarse abrió lentamente el papel. En una caligrafía redondeada y limpia podía leerse:

"Confesar al hombre que ha venido sentado a mi lado en el avión, que llevo meses siguiéndole".

Resonando: The scratch_Nitin Sawhney

3 comentarios:

Princess Valium dijo...

Me ha encantado Ira, un cuento precioso y lleno de mágia.
¿Y qué hizo él?

Besitos

Elena -sin h- dijo...

Me recuerda a algo que me pasó hace mucho y quizás por eso la sonrisa que me has provocado se sigue alargando en el tiempo. Estoy con princess, es precioso. Quizás así aquél hombre dejase su desidia arrinconada en la oscuridad por un rato al menos...

Iraultza dijo...

Princess: a él.....le cambióla vida...aún sigue buscándola...creo. Besos.

Sherezade: Como decía alguien, el problema de la ficción es que tiene que parecer realista, cuando la realidad raramente lo es (y me has dado una idea, ;-)). Las desidias a veces, no se llevan bien con los rincones....